Divide y vencerás
Julián Parra Ibarra
Durante los últimos días del año pasado, el Presidente envió al Congreso el paquete de reformas contenidas dentro de su ‘Plan B’ que echó a andar una vez que no le prosperó la iniciativa de desaparecer al Instituto Nacional Electoral tal cual lo conocemos actualmente, y tal parece que éstas son una ‘carambola de tres bandas’, ya que por un lado trata de asfixiar presupuestariamente al INE, pero también busca modificar las estructuras de dirección del organismo, entre ellas la eliminación de la Junta General Ejecutiva, desde la que se marcan los lineamientos para el ejercicio del presupuesto, además que interviene en criterios de organización de las elecciones.
Ya todos sabemos que en este país se pasó de ‘el presidente propone y el congreso dispone’ del sexenio de Vicente Fox, a ‘el presidente ordena y el congreso obedece sin chistar’ en el de Andrés Manuel López Obrador. Así, el paquete de leyes propuesto por ya saben quién dentro de su famoso y discutible ‘Plan B’, fue aprobado por Morena y sus aliados en el congreso, tal y como le gusta al principal inquilino de Palacio Nacional, sin cambiarle ni moverle ni un punto, ni una coma. Vamos, como lo han hecho en otras ocasiones, muchos de los legisladores ni siquiera leyeron lo que estaban votando, y lo hicieron solamente porque era una orden presidencial.
Las modificaciones a las leyes secundarias se publicaron en el Diario Oficial de la Federación y tal como lo marca la ley, entra en vigor al día de siguiente de su publicación. Como la mayoría de quienes participan o laboran en entes públicos regresaron de sus vacaciones hasta el 9 de enero, fue hasta ese momento que la mayoría se dio cuenta del albazo que se dio hacia el cierre del año pasado.
Las reacciones desde distintos puntos han sido muy lentas y de pronto con demasiada cautela para no hacer enojar a ya saben quién, pero es él mismo quien ha puesto sobre la mesa el tema, y ha endurecido sus embates contra el INE y sus dos más odiados consejeros, Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama, lo que pareciera ser innecesario, porque ambos terminan su periodo el próximo mes de abril, o quizá esta sea la forma como los quiere despedir.
Consejeros del INE, partidos políticos y legisladores han iniciado una tenue campaña de amparos y promoción de actos de inconstitucionalidad para tratar de proteger, una vez más, al organismo electoral, pero tan grave son los embates contra éste, como la modificación a la Ley General de Comunicación Social, que está condenando a la desaparición a cientos de miles de medios de comunicación en todo el país, lo que parece no importarles o importarles muy poco a los actores políticos, y cuya consecuencia más allá de lo económico, es lo humano, porque cientos de miles de familias están condenadas a ser lanzadas a la calle.
Experto como es en el lanzamiento de ‘bolas de humo’ para distraer al respetable, López Obrados desde su tribuna mañanera, ha mantenido por separado el pleito con el INE y sus Consejeros, y el de contra los medios de comunicación que abordó esta semana sin decir nada quizá porque considera la no conveniencia de subir a la mesa los dos debates al mismo tiempo.
Y también experto como es en el manejo y manipulación de las masas, y con una oposición tan débil que pareciera que es inexistente, le resulta pertinente mantener en el debate el asunto del INE, y dejar para después el grave atentado que pretende ejecutar contra la libertad de expresión y la democracia con la intencionalidad de desaparecer a más del 90 por ciento de los medios de comunicación de todo el país, para acabar con todas las voces críticas, y que quede solo la suya resonando en el eco de los patios de Palacio Nacional.
Todos los actores políticos, como ha sucedido la mayor parte de las veces en este sexenio, han mordido el anzuelo y están centrados en la lucha por la defensa del Instituto Nacional Electoral, y pocos voltean y tocan el tema de la Ley General de Comunicación Social, a través de la que se busca ahogar a los medios, limitando los recursos de los gobiernos estatales, municipales, congresos locales, universidades y todo ‘ente público’, a los que por decreto les redujo el presupuesto para ejercer en ese rubro, al 0.1 por ciento. Nada.
La defensa, discusión y debate de ambos temas debería darse en un mismo carril porque ambos van de la mano, y son de igual importancia. Si no hay un árbitro electoral fuerte e independiente, la democracia en México está en grave riesgo; pero también, sin medios de comunicación no hay democracia, están intrínsecamente ligados, pero se llevan, aunque se intente que sean paralelos, por caminos diferentes. Como lo quiere y mejor le conviene al Presidente.
Y así lo quiere porque manteniendo divididos a ambos gremios, siguiendo sus luchas por separado es poco probable que le generen problemas. Bien dice el refrán popular: divide y vencerás.
@JulianParraIba