Terrorismo
Julián Parra Ibarra
Aunque ya sabemos que a los gobiernos de cualquier color o ideología en México no les agrada la palabra con tal de evadir responsabilidades, pero los hechos registrados la madrugada de este jueves en el estado de Guanajuato, no son otra cosa y no se les puede llamar de otra manera que actos terroristas: el estallido de un par de coches bomba en Jerécuaro y en Acámbaro.
En otros momentos se han registrado hechos similares pero los gobiernos jamás han aceptado –aunque en los hechos es lo que son- que se trate de actos terroristas.
Un par de botones de muestra porque han sido quizá los más mediáticos, el de la explosión de un par de granadas la noche del 15 de septiembre de 2008 durante la ceremonia del ‘Grito’ en Morelia, dejando como saldo según las cifras oficiales, siete personas fallecidas y 132 heridos, algunos de ellos con pérdida de extremidades o lesiones que les provocaron incapacidad permanente.
El otro botón de muestra, es el que se registró el 15 de julio de 2010 en Ciudad Juárez, donde se hizo estallar un coche bomba, tras lo cual cuatro personas –igual cifras oficiales- perdieron la vida. Un policía federal, un par de desconocidos, y el médico Guillermo Ortiz -que se había acercado a auxiliar porque previo se había registrado un ataque a balazos en el que habían herido en la cabeza al policía-, perdieron la vida. Cuando la gente intentó acercarse para ayudar a los afectados del primer evento, sobrevino la explosión del coche bomba.
Lo de este jueves en Guanajuato, aunque no ha sido confirmado por las autoridades, parecen ser hechos concertados porque los estallidos de los coches bomba fueron casi sucesivos, y ambos causaron destrucción en los alrededores; en Acámbaro frente a la Comandancia de la Policía municipal, por lo que tres policías resultaron heridos, uno de ellos, de gravedad.
La gobernadora panista Libia Dennise García –quien tomó posesión del cargo el 1 de octubre-, convocó de inmediato a una reunión de seguridad con los alcaldes de ambos municipios, con los representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, la Fiscalía General de la República, así como de la Fiscalía local y la Secretaría de Seguridad estatal, a fin de establecer la estrategia a seguir, para lograr pacificar a la entidad, que se ha convertido tristemente en la más violenta del país.
Al menos ella dio muestras de una reacción casi inmediata, e interés en enfrentar la situación que se le presenta, distinto a otros mandatarios como el sinaloense Rubén Rocha Moya, quien culpa de la actual violencia en su estado a al menos 12 gobernadores hacia atrás, número suficiente para alcanzar a Francisco Labastida Ochoa, quien se ha convertido en uno de sus más severos críticos.
Si bien la oleada de violencia en muchos puntos del país, es una herencia que ha recibido la actual presidenta, incluyendo regiones o hasta estados completos controlados por el crimen organizado, el problema pareciera que se le empieza a salir de las manos con todo y que no ha completado ni siquiera un mes en el cargo.
La creciente violencia e inseguridad en estados como Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Chiapas y Tabasco, entre otros, pareciera que son provocados por los grupos criminales para medir fuerzas con el gobierno federal, conocer su capacidad de reacción, saber de qué están hechos y hasta donde llega su interés o preocupación por buscar la pacificación. Vamos, de plano para saber si van a seguir intercambiando abrazos o van de vuelta los balazos.
Al menos hasta el momento, en el único estado donde se ha visto una reacción del gobierno federal es en Sinaloa, donde se dejó muestra de que el Ejército va con toda la fuerza en contra de los generadores de la violencia en la entidad. En un solo enfrentamiento, 19 presuntos sicarios perdieron la vida, sin bajas ni daños del lado de los militares. Qué bueno.
La administración de la doctora Claudia Sheinbaum tendrá que mantener ese nivel de respuesta ante los grupos delincuenciales, porque ya está más que probado el descomunal fracaso de los abrazos de su antecesor.
Los actos violentos de este jueves, están definidos por la RAE como terrorismo, para tratar de infundir terror entre la sociedad, y claro que los estallidos de coches bomba provocan terror y pánico entre la población, y vengan de donde provengan, la autoridad debe asumir el papel y la responsabilidad que le corresponder para no permitirlo.
Si la presidenta enfrenta a los grupos delincuenciales como corresponde, con la fuerza del estado, pero con inteligencia para no provocar más terror ni daños en la población, podría ir acumulando los primeros puntos de su mandato, porque su cuenta en deberes y haberes antes de que complete su primer mes, se encuentra en números rojos.
X= @JulianParraIba