martes 24, septiembre, 2024

A LA BÁSCULA

Pellízquenme

Julián Parra Ibarra

Como muchos mexicanos, no puedo creer que, en menos de una semana, el actual sexenio llegará a su final. Dividido como está el país como nunca en toda su historia, para muchos es motivo de tristeza, pero para otros más es motivo de alegría.

Nunca en la historia de México, un presidente había provocado una fractura tan grande entre su gente al dividirlos por chairos y fifís, ricos y pobres, por liberales y conservadores, buenos y malos.

Todos los que no comulgan con el credo divulgado cada mañana desde el púlpito presidencial, en automático se convertían adversarios, enemigos, y por tanto merecedores de ser llevados al paredón mañanero, ser denostados, acusados sin presentar jamás ninguna prueba, insultados, sobajados, humillados y sin derecho de réplica pese a que a muchos se les exhibieron datos personales violando la ley y la Constitución, pero el rey en su palacio podía hacer todo lo que se le pegara su regalada gana.

Nunca antes un presidente había dinamitado con tanta furia el edificio democrático que llevó décadas construir, como consecuencia de un odio y sed de venganza en contra de instituciones que no se sometieron a sus caprichos y ocurrencias. El gran vendedor de esperanzas en su larga lucha como opositor para llegar al poder, se convirtió al llegar a éste en todo lo contrario.

Se fue a vivir a un palacio cercado por murallas tan altas que no permitían al ‘pueblo bueno y sabio’ ver hacia adentro, pero tampoco de adentro ver hacia afuera, por lo que los grandes problemas y la realidad de un México ensangrentado, no alcanzaban a ser vistos por el rey desde su palacio.

A los que le aplauden por convicción, bien por ellos porque siempre hay que respetar a los que disienten o piensan distinto a nosotros, pero una gran mayoría le aplauden por las dádivas que les concedió. El problema es hasta cuándo se va a poder seguir sosteniendo esa situación y qué pasará si un día dejan de recibir esas entregas. He escuchado una triste frase dicha por una madre a su vástago: hijo inscríbete en la escuela, no importa que no estudies, nomás para que te den la beca. ¿Cuántos chicos de estos tendremos en el país?

Todavía no puedo creer que ya terminará este sexenio. Pellízquenme por favor.

laotraplana@gmail.com

X= @JulianParraIba

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