El 11-S mexicano
Julián Parra Ibarra
El 11 de septiembre de 2001 el mundo se despertó con la terrible noticia de que, en un ataque terrorista, aviones comerciales fueron secuestrados y desviados de su ruta, para estrellarse en los edificios de las hasta entonces conocidas como las Torres Gemelas en Nueva York, provocando la muerte de cerca de tres mil personas. Otros aviones no lograron el blanco pretendido por los militantes de Al Qaeda, como el que tenía como objetivo el Pentágono.
Las escenas fueron dantescas cuando aquellas enormes moles de acero, concreto y cristales se vinieron abajo sin dar oportunidad a nadie de poder reaccionar ante el criminal ataque. Las enormes nubes de polvo que abarcaron varias calles, eran un obstáculo para la llegada de los cuerpos de seguridad y auxilio, así como de los voluntarios que intentaban encontrar y rescatar personas con vida, así como recuperar los cuerpos de quienes habían fallecido. A partir de ese día el mundo cambió. Cada año se recuerda y rinde homenaje a las personas que perdieron la vida. Los hechos se recuerdan desde entonces como el 11-S.
El 11 de septiembre de 2024 México vivió su propio 11-S, igual nos despertamos con la terrible noticia del ataque que sufrió el andamiaje democrático del país que llevó décadas construir. Aquí sí, el obús lanzado desde Palacio Nacional llegó al blanco pretendido, y que es el sometimiento del Poder Judicial a los caprichos y ocurrencias del titular del Poder Ejecutivo. Ya aquello de que nuestra república descansa sobre tres poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial- y que ninguno de ellos está por encima de los otros, y que ninguno de ellos está subordinado al otro, será cosa del pasado.
La madrugada del 11-S el grupo parlamentario de Morena en el Senado, con el apoyo de algunos traidores, como los dos legisladores que obtuvieron su curul bajo las silgas del PRD, y el mismo día de la toma de posesión se sumaron al grupo morenista; pero aun así al oficialismo les faltaba un voto que desde muy temprano del día previo a la discusión de la Reforma Judicial, se anticipaba que el ‘judas’ sería el panista Miguel Ángel Yunes Márquez, como así fue, aunque antes de mostrar el cobre, el veracruzano y su padre, quisieron mostrar lo peor de la podredumbre y putrefacción de la política mexicana.
La mañana del 10 Yunes Márquez presentó una solicitud de licencia por motivos de salud, ya que tenía un serio problema de columna que le impedía acudir a la sesión clave. Entonces, acudió para tomar posesión su suplente: su padre el ex gobernador veracruzano, Miguel Ángel Yunes Linares, quien solamente fue a la cámara para sostener, con una mirada desorbitada y fuera de sí, un enfrentamiento verbal con el presidente nacional del PAN, Marko Cortez, para defender a su cachorro.
Más tarde, como para dar una muestra de que México sí tiene el mejor sistema de salud del mundo –en menos de mediodía de estar inmóvil, se levantó y anduvo, como Lázaro-, Yunes Márquez se presentó en la sesión en la sede alterna para cerca de la media noche otorgar el triunfo al oficialismo, y unas cuatro horas después se consiguió la aprobación en lo particular, tras desechar todas las reservas presentadas por la debilitada oposición.
El golpe estaba asestado. La venganza presidencial estaba consumada, el Poder Judicial, al que el presidente no pudo doblegar a lo largo de su mandato, estaba ya de rodillas, gracias a que el otro poder –el legislativo- al que tuvo sometido todo el tiempo, le operó en ambas cámaras su iniciativa tal cual a él le gusta, sin tocarle ni moverle ni un punto ni una coma.
Para terminar de demoler el edificio democrático de nuestro país, esa misma madrugada los congresos de Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz, aprobaron la iniciativa de la Reforma Judicial. Querétaro la rechazo, pero este jueves 18 congresos locales –se requerían 17-, también la aprobaron; algunos de manera vergonzosa como el de Durango, donde se logró gracias al voto conjunto de legisladores priistas y morenistas. Se actuó y voto quizá hasta de manera más aplastante que algunos estados que son gobernados por Morena.
Las consecuencias de la aprobación de esta reforma aplaudida por los presidentes en funciones y electa de México, ya no las podrá sentir en su mandato quien la promovió, pero sí es una más de las minas que le dejó sembradas en su camino de entrada, a quien este 1 de octubre se convertirá en la primera presidenta de México.
No falta mucho para que Claudia Sheinbaum despierte de su ‘luna de miel’ como presidenta electa y ver los toros desde la barrera siempre bajo la sombra protectora de su padre político, y convertirse en la presidenta en funciones que tendrá que empezar a resolver todos los problemas que le heredarán en un México convulso, dividido, fracturado, que hoy tiene como sus principales divisas el odio, el rencor, la venganza, el insulto, la descalificación, la mentira.
¡Viva México!
X= @JulianParraIba