AMLO y Amlito
Julián Parra Ibarra
Finalmente, Alejandro Moreno Cárdenas ‘Alito’, y amigos que lo acompañan lograron consumar la reelección al frente de la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y todo apunta a que se dio el primero paso de lo que será el principio del fin del que durante décadas fuera el partido hegemónico en nuestro país.
Desde el primer instante de esta que muchos consideran ilegal reelección, Moreno demostró por qué sus malquerientes le dicen ‘Amlito’. Durante mucho tiempo se ha dicho que ha estado al servicio de ya saben quién, y que a ambos los une el interés por desaparecer por completo lo que queda del en otros tiempos el ‘partidazo’ en nuestro país. Con uno desde afuera con todo el poder, y otro con toda la intención de dinamitarlo desde adentro, parece que lo van a lograr antes de lo que muchos lo podrían haber imaginado.
Ambos han sido considerados como ‘un peligro’: uno para México, y el otro para la supervivencia del tricolor. Y los dos una vez sentados en la silla del poder, iniciaron acciones, para mandar al diablo a las instituciones, y para quitar de su camino a las personas y a las instituciones que sirven como contrapesos del poder, pero que ellos ven como amenazas para sus intereses.
Ya asentado en la silla presidencial de su partido para un tercer periodo –haiga sido como haiga sido-, entre las primeras acciones emprendidas, la dirigencia –léase: Amlito-, dispuso que «Por mayoría de votos, las senadoras y los senadores del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Senado de la República han decidido no admitir al senador Manlio Fabio Beltrones Rivera al Grupo Parlamentario (…) El senador Beltrones queda en libertad de unirse a cualquier otro grupo parlamentario, y en ningún caso sus dichos, declaraciones, votos o posicionamientos representan a la bancada del PRI ni al partido», se lee en el comunicado emitido por el PRI nacional.
Al más puro estilo de quien parece ser su ídolo político y figura a seguir, que en su momento realizó las consultas ‘de juicio político a los ex presidentes’, en la que solo tuvo 7 por ciento de participación, y la de la cancelación de Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en la que participó menos del 1 por ciento del padrón electoral, Moreno rompió el principio de no reelección con el voto favorable de 440 de los 552 con derecho a voto, lejos, muy lejos de los días en que el Consejo Político Nacional lo llegaron a integrar más de 15 mil priistas de todo el país.
Pero como parte de las modificaciones que se realizaron a los estatutos partidistas a fin de lograr su capricho de reelegirse, Amlito y amigos que lo acompañan, dejaron fuera del Consejo Político Nacional a los dirigentes partidistas de los comités municipales y a los presidentes municipales de todas las entidades del país. De la representación de los gobernadores, ni hablar, gracias a Amlito y amigos que lo acompañan, en el Consejo Político Nacional ya solo hay dos asientos, el del coahuilense Manolo Jiménez Salinas y el duranguense Esteban Villegas Villarreal.
Les redujeron de 35 a 20 representaciones a cada uno de los sectores del partido CNC, CTM, CNOP, y de 25 a cinco a organismos como el Frente Juvenil Revolucionario, al Movimiento Territorial y a la organización de mujeres. Por ello. En vez de los más de 15 mil integrantes del Consejo Político Nacional en sus años maravillosos y que podían participar en elecciones y decisiones trascendentales internamente, ahora solo lo hicieron 552, y ni así lograron todos los votos, porque solo 440 eligieron a Amlito como presidente del CEN del PRI por tercer periodo consecutivo, a pesar de que los números y la realidad que es contundente, lo presentan como el dirigente nacional más perdedor de toda la historia.
Cuando Amlito llegó por primera vez a la presidencia, el PRI gobernaba en 12 entidades, y en los dos periodos que lleva al frente, el tricolor ya solo tiene dos estados: Coahuila y Durango. Es decir, en apenas cinco años perdió 10 gubernaturas.
Pero más allá de sentarse a diseñar una estrategia para intentar revivir al muerto que ahora tiene en sus manos, Amlito está más enfocado y ocupado de poder deshacerse de todos los que se opusieron a esta fraudulenta reelección, y que él considera sus enemigos, es decir, ya dio muestras de que se mantendrá ocupado y mantendrá como prioridad una guerra interna para quedarse solo con sus amigos, leales y afines, ya ve que los de esa corriente consideran que los integrantes de su equipo de trabajo deben tener 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad –aunque este último requisito se puede omitir si se tiene 100 por ciento de lealtad-.
Y ya después, una vez que se consolide el ‘club de tobi’ se irá en busca de recuperar la confianza de los mexicanos ¿Usted cree que los mexicanos le van a volver a otorgar su confianza a este tipo de personajes al grado de volver a hacerlos gobierno?
@JulianParraIba