domingo 7, julio, 2024

A LA BÁSCULA

Perdió el ‘invicto’

Julián Parra Ibarra

En la presentación de los dos primeros ‘paquetes’ de nuevos funcionarios para el próximo gobierno de México, la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo había presentado buenas cartas, con el signo de interrogación que representa su Consejera Jurídica, Ernestina Godoy.

En este mismo espacio, usted y yo habíamos platicado acerca de ello, y habíamos incluso mencionado que eran perfiles reconocidos por especialistas y analistas en cada una de las áreas, sin que se vieran pagos de cuotas a grupos políticos o partidistas.

Sheinbaum Pardo iba muy bien hasta la primera docena de funcionarios presentados, diríamos que iba invicta’, pero este jueves en el tercer paquete y el más pequeño hasta ahora, perdió esa condición cuando presentó a Mario Delgado como su próximo secretario de Educación Pública, a quien seguramente quería premiar por los resultados que presentó durante su presidencia al frente de Morena.

Como dirigente partidista, a Delgado no se le puede cuestionar nada, al contrario, se le tendría que reconocer que es el presidente de partido más ganador de los últimos años. Cuando tomó las riendas de Morena en 2020, éste gobernaba en seis estados, el PAN en nueve y el PRI en 12. Al momento de dejar ese cargo para convertirse en cabeza de la SEP dejará a su partido con la presidencia de la República, gobernando en 21 estados, dejando a los panistas con cinco y al priismo con dos.

Como líder morenista en la Cámara de Diputados, Delgado fue un político rijoso, frontal, muy poco dado al diálogo, a la apertura o al consenso. Le sigue como sombra el hecho de que fue el tesorero cuando Marcelo Ebrard fue jefe de gobierno del entonces DF, y responsable de la contratación y pago del desarrollo y construcción de la Línea 12 del Metro que fue motivo para que Ebrard se fuera un tiempo del país al término de su mandato, y la que al final colapsó en el gobierno de Claudia Sheinbaum como gobernadora de la CDM.

Los malquerientes de la autoproclamada ‘cuatroté’, dicen que los nombramientos de Rosa Icela Rodríguez como próxima secretaria de Gobernación y de Ariadna Montiel que seguirá al frente de la secretaría del Bienestar, son imposiciones del actual presidente, y que solamente le dio a la presidenta electa la oportunidad de dar nombramiento a Omar García Harfuch, como próximo secretario de Seguridad Pública federal, hombre de todas sus confianza y a quien le tumbaron la candidatura al gobierno de la CDMX, donde López Obrador impuso la de Clara Brugada.

De la actual secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, habría que poner sobre la mesa las dos caras de la moneda: es la primera mujer en haber ocupado la secretaría de Seguridad Pública, a pesar de lo complicado del puesto mostró siempre un carácter conciliador, que en mucho le puede ayudar en la nueva posición que ocupará; puede ser una buena interlocutora con los diferentes segmentos de la población y con la oposición para mantener políticamente al país en paz internamente.

En sus espaldas, tendrá que cargar la enorme loza, en responsabilidad compartida con Alfonso Durazo, que como secretarios de Seguridad Pública no lograron frenar la violencia en México, y que cerrarán el actual como el sexenio más violento de la época reciente, y sobre todo a partir de la declaratoria de la guerra contra el narco proclamada por Felipe Calderón.

El panista y principal némesis del actual presidente, cerró su sexenio con 120 mil 463 homicidios dolosos, Enrique Peña Nieto le siguió con 156 mil 066, y Andrés Manuel López Obrador con 191 mil 472 hasta este miércoles, y si mantiene el promedio de 95 asesinatos diarios, por los 88 días que le quedan a su gobierno, va a quedar pisando los talones a las 200 mil muertes violentas a lo largo del sexenio.

Algo similar ocurre con García Harfuch, a quien apodaban el ‘superpolicía’ cuando fue secretario de Seguridad en la CDMX durante el gobierno local de Claudia Sheinbaum -quien enfrentó un atentado del que milagrosamente salió vivo-, y a quien integrantes de algunos grupos de la delincuencia organizada lo mantienen bajo amenaza, acusándolo de tener nexos con grupos delincuenciales rivales.

Era evidente que, en cualquier momento, Claudia Sheinbaum iba a perder el ‘invicto’ con sus nombramientos, lo hizo hasta el tercer paquete que inicialmente se pensó que iba a ser de cinco nuevos nombramientos por el número de sillas acomodadas en el presídium, y no se sabe si porque el quinto pasajero no llegó o de último momento la presidente electa se arrepintió, pero mandaron quitar una de las sillas.

Ya veremos cómo nos va con las siguientes designaciones.

laotraplana@gmail.com

X= @JulianParraIba

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