sábado 11, mayo, 2024

A LA BÁSCULA

Cuentas (no tan) alegres

Un abrazo solidario y cariñoso a toda la comunidad de la Universidad Autónoma de La Laguna, particularmente a alumnos y padres de familia, pero también a maestros y directivos, para que logren sobreponerse pronto a este duro momento. #FuerzaUAL

Julián Parra Ibarra

Como suele suceder, desde el oficialismo se hacen cuentas alegres que no siempre –o quizá nunca- corresponden a la realidad. Desde lo más alto del poder, aunque se supondría que es la mejor posición para dominar todo el panorama, parece que los obnubila, pierden piso y dejan de ‘hacer tierra’, se desconectan de la realidad.

En la actual coyuntura la ecuación que se hace desde el poder es que se tiene ganada la elección del 2 de junio, la que definirá a la próxima presidenta de la República, pero también la mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso de la Unión, y estas cuentas alegres les alcanza para dar por un hecho el triunfo en ocho de las gubernaturas que también estarán en juego en la misma jornada.

Sin embargo, se tendrían que considerar una serie de factores, como el hecho de que a diferencia de hace seis años, el nombre de Andrés Manuel López Obrador no estará en la boleta, que la candidata del oficialismo no cuenta ni por mucho con la popularidad que llevó a la presidencia al tabasqueño, amén que las condiciones de hoy no son ni remotamente parecidas a las del 2018 cuando había un gran enojo, un pésimo ‘mal humor social’ en contra del priismo y del panismo; hoy lo hay, pero en contra del morenismo.

Además, dada la concurrencia de elecciones en la mayoría de las entidades, donde se juegan gubernaturas, alcaldías, diputaciones locales, en cada estado jugará y tendrá un peso específico el entorno local, es decir, el ánimo de los electores en función del papel que han desempeñado sus gobernantes locales, gobernadores y alcaldes, que son sus autoridades más cercanas.

En ese sentido, hay estados en los que gobierna el oficialismo, pero el mal humor social de los ciudadanos parece muy evidente, le menciono algunos: Campeche, donde ciudadanos apoyando a los policías locales, salieron a marchar para solicitar la renuncia de la gobernadora Layda Sansores y su secretaria de Seguridad Pública, con una respuesta retadora de la mandataria, acostumbrada como está a hacer lo que le pega su gana, pero en esta ocasión se enfrenta al ‘pueblo bueno’, el que quita y pone, el que la llevó al poder, pero también el que la puede hacer morder el polvo a ella y a su partido.

Guerrero, donde la gobernadora Evelyn Salgado está sometida por los grupos de la delincuencia organizada, y su ausencia ha provocado un gran vacío de poder llenado por los grupos del narco. Zacatecas, que pasó de ser uno de los estados más tranquilos y bellos del país, hoy bajo el gobierno de David Monreal es uno de los más violentos de México.

Tamaulipas y Michoacán, gobernados por el ‘doctor’ Américo Villarreal y     Alfredo Ramírez Bedolla, respectivamente, donde los nexos con los grupos delincuenciales les impide actuar contra ellos para pacificar sus entidades. O en otros como Chiapas, Tabasco, Veracruz, Morelos y la Ciudad de México –en los que se renueva la gubernatura-, donde sus mandatarios han dejado muchísimo qué desear y son de los territorios que en esta administración federal han venido siendo tomados por la delincuencia organizada, de los territorios controlados por el narco.

En cada entidad, el entorno local jugará un papel muy importante a la hora que el ciudadano se encuentre sólo y su alma ante la urna para emitir su voto, en la que volcará el estado de ánimo que le ha venido acompañando en los tiempos recientes. Los ciudadanos mexicanos han madurado muchísimo, ya aprendieron el valor que tiene su voto, ya saben que es la más poderosa arma que tiene en sus manos para castigar o premiar a los gobernantes, según sea el caso.

En muchos estados hay un mal humor social, y en muchos sectores de la población que han sido agredidos desde el púlpito mañanero durante más de cinco años. Que no lo manifiestan abiertamente y mientan a las encuestadoras por temor a perder algunos apoyos, pero que ya saben cómo descargarlo.

Hoy hay tanto o más enojo que hace seis años, pero el destinatario –y provocador- de su irritación es otro muy distinto, uno ciego y sordo, que ni ve ni oye al ‘pueblo bueno’, y que sigue amurallado en su palacio haciendo cuentas que él supone son alegres, pero parce que no lo serán tanto.

Al tiempo, que ya no falta mucho.

laotraplana@gmail.com

@X= @JulianParraIba

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