sábado 23, noviembre, 2024

A LA BÁSCULA

La narrativa del fracaso

Julián Parra Ibarra

La narrativa del presidente se ha convertido en un lugar común, ya que se aplica para todos y cualquiera de los casos en los en que se cuestiona y coloca a las acciones de este gobierno en el paredón de las críticas y cuestionamientos. Es la narrativa del fracaso: Todo lo que les incomoda, es solamente politiquería para perjudicar la ‘transformación’, y en estos momentos en que se escuda en que son ataques porque es temporada electoral.

El paro de los transportistas en todo el país, hartos de los asaltos violencia y muerte de operadores de camiones que han sido asesinados por la delincuencia organizada, López Obrador esgrime argumentos pueriles al decir que todo es politiquería para perjudicarlo, que los líderes pertenecen a otros partidos políticos, que son oportunistas y corruptos. No hay un miligramo se empatía, solidaridad con las víctimas y sus familias.

La secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, en un afán de agradar a ‘su alteza serenísima’, dice que han sostenido 120 reuniones con los transportistas que se levantaron de la mesa. ¿120 reuniones? Si el Gobierno hubiera ofrecido una solución al problema ¿Habría necesidad de tantas reuniones? Pero además no dice que en esas reuniones con la dependencia a su cargo, a ninguna ha asistido ella como titular, y envía a personas que no tienen la capacidad para ofrecer una solución ni capacidad de decisión.

Por ello los transportistas se levantaron de la mesa de negociaciones, porque no han encontrado solución a esta situación que solamente este año ha arrebatado la vida a 14 conductores de camiones. No han tenido el apoyo del gobierno, ni un gramo de solidaridad. Lo único que han recibido, son descalificaciones e insultos.

Pero a cualquier problemática que se presente, el principal inquilino de Palacio Nacional le cuelga la misma narrativa, la del fracaso, ‘es politiquería’. Igual lo ha dicho de las madres buscadoras a las que nunca ha querido recibir, pero sí recibió a un grupo de abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina. No ha sido empático ni solidario quienes desde hace años buscan a sus desaparecidos, pero sí va a enviar a 60 marinos, 20 militares y a 11 personas del área de búsqueda y de la secretaría de Relaciones Exteriores a Panamá, a buscar los restos de Erasmo Garza Rodríguez, un revolucionario mexicano del siglo XIX.

Avala el diálogo y negociaciones que han buscado los obispos de Guerrero con los líderes de la delincuencia organizada, aunque dice que la pacificación del país es una responsabilidad del Estado, a través de instituciones de seguridad como la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas.

“La responsabilidad es del Estado mexicano, lo que se tiene que buscar es garantizar la paz, la tranquilidad con los elementos de las Fuerzas Armadas ahora que se tienen; la Guardia Nacional, con la policía estatal, con las policías”.

¿No se da cuenta que la iniciativa de los obispos es un grito desesperado justamente porque el gobierno, SU GOBIERNO, ha sido incapaz de cumplir con la responsabilidad de garantizarles la paz a los guerrerenses, a todos los mexicanos?

¿No le da vergüenza ‘presumir’ que Guerrero, nunca había tenido tantos elementos de seguridad: 29 mil elementos del Ejército, Marina y Guardia Nacional? ¿No le da tantita pena saber que esa numeralia potencia su fracaso? ¿De qué han servido tantos efectivos de todas las corporaciones y que la entidad sea un estado fallido en manos de los narcotraficantes?

Conforme se va acercando el fin de su sexenio, los castillos que ha construido en el aire se le empiezan a venir abajo, su administración y el país entero se viene cayendo a pedacitos, y López Obrador es incapaz de reconocer la incapacidad de su gobierno, mientras sigue manteniendo una política de ocurrencias y sinsentidos: que va a llevar el agua de Hidalgo para combatir el desabasto en todo el Valle de México; que le condona a Pemex 86 mil millones de pesos del pago de impuestos mientras que la paraestatal sigue siendo un barril sin fondo, pero no hay recursos para lo más esencial de este país.

Y así el lugar común de su narrativa, la narrativa del fracaso, la coloca para todo y para todos los que no se pliegan a sus caprichos y deseos: a las madres buscadoras, a los transportistas, a los damnificados de Acapulco, a los padres de niños con cáncer, a las mujeres violentadas, a todos. Toda acción y actores que cuestionen las malas decisiones del actual gobierno, son politiquería, para perjudicarlo, porque están en contra de la ‘transformación’ del país, y porque es temporada electoral.

Ojalá verdaderamente los electores, supieran responder en las urnas. Porque a toda acción, corresponde una reacción

laotraplana@gmail.com

X= @JulianParraIba

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