Quo vadis, Presidente
Julián Parra Ibarra
Al menos no en este país, nunca me había tocado ver a un presidente con una proclividad al divisionismo, a la polarización, al discurso de odio entre sectores de la población, al insulto, a la diatriba, a la agresión en contra de todo aquél que piense distinto a él, lo que en automático lo convierte en enemigo y merecedor de toda la furia y el poder que le otorga el puesto que ahora ocupa.
Usted puede ser apartidista o seguidor de cualquier partido político, afín a ciertas ideas, siglas, colores o credos políticos. Puede haberse mantenido al margen de cualquier actividad ciudadana o colectiva, pero si le nació marchar el domingo, en la ciudad que sea, en defensa del INE, en ese instante usted se convirtió en un cretino, corruptazo, hipócrita, aspiracionista, conservador y aspirante a fifí, según el criterio del hombre que habita en Palacio Nacional.
¿Se siente usted merecedor de toda la retahíla de insultos que durante más de una semana ha venido vomitando el Presidente cada mañana? ¿Es usted un cretino, que el diccionario lo define como una persona necia, estúpida? ¿Es usted un corruptazo o hipócrita? ¿Es aspiracionista o aspirante a fifí?
¿Qué le hace creer al principal inquilino de Palacio Nacional que tiene el derecho de insultar al resto de los ciudadanos que no están de acuerdos con que quiera imponer su pensamiento y caprichos a todos los ciudadanos? ¿En todo caso, quién es el cretino de acuerdo con la definición del diccionario, quién es el necio y estúpido?
¿Qué le hace pensar o quién le confirió el poder de vigilar una marcha ciudadana y exhibir a las figuras públicas que conviene atacar con una carga de misoginia en contra de dos legisladoras? ¿Quién le dijo que ser Presidente le otorga el derecho de erigirse en juez implacable y condenar a otros porque no son de su clan, e impedir que salgan a las calles a Vicente Fox, a Elba Esther Gordillo, a Margarita Zavala, a Claudia Ruiz Massieu? ¿Hay algún impedimento legal que les prohíba salir a manifestarse?
Cualquiera que sea su estrategia y el objetivo a perseguir, está lleno de mezquindad, de ruindad a costa de dividir al pueblo. Y encima amenaza que, si su reforma no pasa, le dará la vuelta para ir por un plan B a todas luces inconstitucional, por el lado de las leyes secundarias, pero una o muchas leyes juntas, jamás pueden estar por encima de la Constitución.
¿A dónde quiere llevar al país, quo vadis, Presidente?
@JulianParraIba