Que se aclaren los hechos
Juan Antonio Martínez Barrios
El alcalde de la ciudad, Román Alberto Cepeda González, adoptó una postura mesurada y prudente, respecto al caso de la joven golpeada la madrugada del domingo en las afueras de un restaurante bar. Ni defendió a ultranza al secretario del Ayuntamiento, José Ganem Guerrero, ni lo culpó de lo ocurrido.
Que se realicen a la brevedad las investigaciones pertinentes, se aclare lo ocurrido, se deslinden responsabilidades y la presunta participación de Ganem Guerrero, demandó el edil. Se entiende que las investigaciones correrán a cargo de la Fiscalía General del Estado.
Sin embargo, Cepeda González no dejó pasar que en el caso existen intereses políticos, refiriéndose al hecho que el diputado local por Morena, Antonio Attolini Murra le ha estado sacando raja política y obteniendo los reflectores deseados al caso prácticamente demandando linchamiento contra el secretario del Ayuntamiento. Y el que sumó a esa actitud política partidista es el senador morenista Luis Fernando Salazar Fernández, quien presentó un punto de acuerdo para que el Senado le exija al alcalde de Torreón que separe de su cargo no sólo a José Ganem sino también a su esposa, Martha Rodríguez, quien se desempeña como presidenta del Tribunal de Justicia Municipal, y quien ni vela tiene en el entierro, en este caso en el pleito de los jóvenes hermanos, salvo por el hecho de acompañar a su esposo la noche de los acontecimientos.
Por su parte, Ganem Guerrero, quien dijo estar tranquilo a pesar de las acusaciones y señalamientos, insistió en que él no agredió a nadie y que tiene pruebas de que esa madrugada del domingo fue un joven el que golpeó a su propia hermana. La postura del funcionario también está dirigida a que se investigue y sancione a quien se deba sancionar. José Ganem habría tenido un diálogo con la mamá de los tres hermanos con el ánimo de aclarar los hechos y atemperar los ánimos, exacerbados vía redes sociales.
Corresponderá a la Fiscalía valorar los videos, sopesar los testimonios y el estado en que se encontraba el joven Llorens, al margen de influencias e intereses político partidistas y mediáticos.