La pregunta más importante para cualquier candidato potencial es: ¿Es este mi año? Dick Morris. El Nuevo Príncipe.
Javier López Medina
El tiempo político le favorece a Manolo Jiménez, el de Guadiana ya pasó y el de Mejía, éste no es su tiempo.
Una de las preguntas obligadas en política es tantear el viento político, saber si el viento es favorable y hasta donde nos puede llevar o saber que no es el mejor de los vientos y que debemos esperar, aún en contra de nuestras ansias y del círculo que suele hablarnos al oído.
Pero tomar esta decisión no es fácil, muchos elementos se presentan en el ambiente y todos juegan, el éxtasis que da el poder suele llamarlos a todos al mismo tiempo. Y en apariencia puede parecer un buen momento hasta para el candidato más débil.
Los círculos más cercanos extasiado por el hambre de triunfo le dice a su potencial candidato que es su tiempo, y si el candidato también lo piensa así, entonces, el deseo de poder o la sed de venganza, llaman a la puerta.
Los placeres de los sentidos echan a andar la rueda de la historia, la ambición, el amor, el odio, el deseo de ser, se fusionan en un momento para tomar la decisión; aunque no sea su tiempo y tampoco halla lapso para hacer, que así sea.
El primer debate entre los candidatos de la alianza PRI, PAN y PRD; Morena; y PVEM-UDC, revelaron el tiempo de cada uno, y todo indica es el tiempo del ex presidente municipal de Saltillo, Manolo Jiménez.
Según la encuesta de Massive Caller Manolo Jiménez fue el que ganó el debate con el 52.6%; le sigue Ricardo Mejía con el 23.4%, luego Armando Guadiana con el 17.9%. Al final esta Lenin Pérez con el 6.1%.
Dentro de los temas del debate del domingo, se encontraba el tema de las finanzas públicas del Estado, es decir el punto débil del PRI y su candidato. Pero aún el candidato del PRI en terreno pantanoso pudo sortear los peligros que este le representó.
Independiente del debate del día del domingo, es el tiempo de Manolo. Con 38 años, originario del Estado de Coahuila, con una administración “aseada” como Presidente municipal de la ciudad más grande del Estado de Coahuila, como lo es Saltillo; y con un trabajo de más de un año por tierra en la Secretaría de Inclusión y Desarrollo Social, de la cual brincó a la candidatura del PRI, Manolo Jiménez está no solo en su momento político, sino en su mejor momento. Hasta hoy, su ventaja es cómoda.
Armando Guadiana, un hombre inteligente, con 77 años; empresario, hecho para la toma de decisiones en el terreno práctico, y con una amplia experiencia política. No parece estar en su mejor momento, lo suyo parece ser la solución de los problemas, no los debates; además, el padre tiempo empieza a cobrarle factura, el Estado es grande en territorio y los problemas son muchos.
La experiencia política la tiene, conoce al dedillo el Estado, pero los temas de fondo en el Estado de Coahuila no los trae a “flor de piel”. Su tiempo en el Senado y en sus negocios le han cobrado factura esta vez. El teatro de la política en televisión exige algunos requisitos que el Senador no mostró por esta ocasión.
Ricardo Mejía, es un buen candidato, tiene experiencia política, conoce los problemas políticos, pero no sus soluciones, la ausencia de dos décadas o más en el Estado, a nublado su tiro de precisión a la hora de atacar en los puntos débiles de sus enemigos y a la hora de proponer para exponer sus puntos fuertes; sin duda lo está haciendo bien, pero tantos años fuera del Estado, no le permite pegar con fuerza y en el blanco, como él quisiera. A veces pueden ser buenos golpes, pero no donde duele; o pega donde duele, pero sin repetición para poder destantear al rival.
Lenin Pérez, un hombre formado, preparado, inteligente, presidente del municipio de Acuña hasta en dos ocasiones tiene muchas cualidades y puede seguir creciendo, aún hay tiempo en el futuro cercano, pero mientras no salga de Acuña las posibilidades de alcanzar posiciones más grandes como la gubernatura, son realmente escasas.
Calcular el tiempo suele ser una de las reflexiones más trascendentales para la toma de decisiones antes de entrar a la arena política.
