domingo 22, septiembre, 2024

Santos tan lejos de Dios y tan cerca de Irarragorri

(A quien cuatro amos sirve…con los cuatro queda mal)

Raúl Adalid Sainz

Una de las peores versiones de Santos que he visto. Comparable con aquella infame temporada en que no se ganó de local. Una temporada después del campeonato de 2015. Un equipo extraviado, confundido, impotente, y por ende sin alma.

Fentanes, sólo es la punta del iceberg de una serie de errores. Un equipo mal planeado para esta campaña. Baja de juego de varios jugadores, sobre todo en la parte central de la retaguardia, la poca defensa de los laterales, buen aporte en lo ofensivo, pero lo fundamental de un lateral es defender.

La lesión de Aguirre trajo disminución de marca en la parte alta, la venta de Gorriarán, afectó, al no cubrir debidamente su ausencia. Los medios de contención, Cervantes, López, sin la solvencia defensiva, y poco aporte de robo de balón y generación de ataque.

Mariscal, un joven, que no le podemos cargar culpas. Lucas González, el supuesto reemplazo de Gorriarán, aún no sabemos a qué juega, en un desgarriate de planteamientos tácticos por parte de Fentanes. Hoy juego con línea de cinco, mañana con 4-4-2. Una capirotada que busca soluciones desesperadas.

La ofensiva, que parecía lo mejor, se volvió previsible, poco eficaz en las oportunidades creadas. Brunetta, quien era el jugador con talento, al conocerlo más los rivales, le cerraron los espacios. Se fue diluyendo. La poca asociación al frente, y las oportunidades que se llegaban a crear, más por atributos individuales que, por trabajo conjunto, se fallaban por falta de confianza.

Evidentemente, la idea de Fentanes está en el descrédito de los futbolistas. Su continuidad sería un absurdo. Su destitución debió darse desde la goleada ante Toluca. El error craso directivo se remonta al despido de Almada. Las ventas de Valdés, Gorriarán, y el no comprar a Leo Suárez, debilitaron al equipo.

Los refuerzos, lejanos a ser una solución. Los canteranos, Medina y Jair, aún en proceso. Una afición, que palidece en su amor y fidelidad por el equipo. Los resultados, y el ver un equipo sin rumbo, y sin alma, traen el desaliento. Lo aún rescatable es el buen trabajo de fuerzas básicas. Aunque yo me pregunto: ¿por qué este trabajo no da frutos en la defensa central, y en la lateral derecha?

Dejo al final el trabajo de Irarragorri, que ha dejado en manos de Elizalde, el trabajo de planeación de Santos. Sin duda, el mandamás de Orlegi, tiene la última palabra. Irarragori, ocupado en sus tres equipos, y en estar en la dizque reestructuración de selección nacional, mucho abarcó y en nada apretó.

Problemas de demanda con «Disney», poco dinero para armar un equipo competitivo. Santos pagando la orfandad económica. Una apuesta a fuerzas básicas que, dentro de tanto desbarajuste, no pueden ser la solución. En fin, poco o nada que esperar para lo que resta del torneo.

El único jarro de agua fresca, es contratar un director técnico que dé nuevos aires a los jugadores, que presente un plan de orden para el próximo torneo, alguien que dé contento a la desmotivada afición.

El ideal, por ser el único sin empleo, y que conoce el medio futbolístico mexicano, y el trabajo con jóvenes, es Jimmy Lozano. Santos, tan lejos de Dios, y tan cerca de esta versión de Irarragorri.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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