domingo 24, noviembre, 2024

ALGO QUE VALE LA PENA LEER

«Es mejor apagarse de una vez por todas, que vivir extinguiéndose por toda la eternidad”.  Judas Iscariote 

ALBERTO BOARDMAN

El gran traidor histórico de todos los tiempos por antonomasia, es sin duda Judas Iscariote. Incluso por excelencia en las representaciones de la crucifixión de Semana Santa, tanto el ahorcamiento como la quema, son momentos esenciales. Es claro que su participación resulta fundamental en el proceso de Jesús. Sin él, simplemente no habría proceso y seguramente tampoco, cristianismo.

Pero hay algunas otras ponderaciones, por ejemplo, el ensayo de Juan Bosch, escritor dominicano quien asegura: “Judas no traicionó a Jesús, no le vendió, no le besó, no cobró su infamia y por último, no se ahorcó”. Es la conclusión final de Bosch en su obra «Judas Iscariote, el calumniado», (ed. CONACULTA 2011), según la cual después de analizar objetivamente cinco libros históricos, sin voluntad de hallar al discípulo referido culpable o inocente, le llevaron a las conclusiones antes dichas. “Judas no escribió, no adujo palabra en su defensa; y durante dos mil años no ha habido fuente directa en qué abrevar para justificar una revisión del juicio que le ha condenado como arquetipo de traidor”, reflexiona Bosch. La tesis estriba en que, como pieza de un destino previamente establecido, Judas tuvo que asumir un papel contra su voluntad que era imprescindible y relevante para el Plan de Dios, si él no hubiera entregado al Maestro, no se hubiera cumplido el sacrificio.

Otro ejemplo es la genial obra de Taylor Caldwell, «Yo Judas», que también sostiene la inocencia del afamado traidor, argumento según el cual en realidad el apóstol fue engañado. Fernando Petruccelli y «Las memorias de Judas», Jorge Luis Borges y sus «Tres versiones de Judas», en fin, interminable resultaría la lista de apreciaciones que tratan de desentrañar un hecho histórico que todo el mundo da por cierto, la institución de un ejemplo de maldad y de ruindad que no debe practicarse.

Porque como bien dice el escritor francés Jean Yves Leloup: «Sin embargo, los personajes bíblicos no son sólo históricos: también son imágenes interiores y universales del hombre. Judas es un personaje histórico, pero también es el arquetipo del traidor y del hombre decepcionado.”

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

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