ULISES SALAS
Encantados
A punto se turrón se encuentra en estos momentos la relación entre el gobierno federal y la administración estatal coahuilense.
Dos maestros en el arte de encantamiento de serpientes se reunieron este lunes y dieron cátedra de política en la ex Hacienda de Guadalupe.
Fue evidente el click existente entre el gobernador priista Miguel Ángel Riquelme Solís y el secretario de Gobernación Adán Augusto López
Nunca en la historia de la Cuarta Transformación existió una amistad y un acercamiento tan fuerte como el observado este lunes en la Conmemoración del Plan de Guadalupe.
Ni siquiera hubo tanta sinergia con la ex secretaria de gobernación y actual senadora por Morena, Olga Cordero
Estudiosos de antiguos textos políticos en México, advierten un mensaje pleno de simbolismo en vísperas de la elección a gobernador en el estado de Riquelme Solís.
El punto es que Adán y Miguel parecen estar en una posición de ganar-ganar y a diferencia de otros gobernadores aliancistas, al coahuilense le extenderán alfombra roja en su próximo adiós.
¿Que los motiva a estar felices? ¿A quién encantaron esta vez? Esa es la cuestión…
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Óscar y Pancho
En el war room de Manolo Jiménez analizan con lupa los perfiles de los actuales funcionarios estatales que pueden repetir en la admiración tricolor en caso de ganar la gubernatura.
Entre estos destacan Francisco Saracho Navarro y Óscar Pimentel González, a los que se ven amplias probabilidades incluso de ser candidatos a las alcaldías de Acuña y Saltillo.
De La Laguna, anote usted a Fernando Gutiérrez, que ha sabido tejer fino, ha logrado buenos amarres políticos y se le ve futuro.
Del resto poco se sabe, pero casi seguro que llegará una nueva generación.
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Silvestre
El empresario carbonero Toño Flores tuvo que renunciar a la vida política en Coahuila, con tal de mantener sus contratos de carbón ante la CFE.
El minino muzquense aún no tiene estatura de tigre como el candidato a gobernador del PT, Ricardo Mejía Berdeja.
Pero por primera vez en su vida, Toño demostró que tiene palabra, algo que muchos clientes traicionados dudaban, y se mantuvo fiel a Mejía Berdeja.
Diría Piolín, “me pareció ver un lindo gatito”
