Villanos te maten, rey; villanos, que no hidalgos…
y sáquente el corazón por el siniestro costado…
Si Tú fuiste o consentiste en la muerte de tu hermano.
Cantar del Mío Cid. Leyenda: “Jura de Santa Gadea” (1072)
Luis Alberto Vázquez Álvarez
Los traidores a su patria se cuentan por cientos, ejemplo antiguo: Efialtes, griego que ayudó al invasor persa Jerjes I indicándole una ruta alternativa al paso de las Termópilas, gracias a lo cual pudo acabar con la defensa griega dirigida por Léonidas.
Manuel Godoy; secretario de estado de Carlos IV de España, negoció la invasión a su patria con Napoleón Bonaparte para supuestamente castigar a Portugal y firmó el Tratado de Fontainebleau por el cual él recibiría territorios; colaboró con las abdicaciones de Bayona para destituir a los reyes españoles y colocar en el trono a José Bonaparte (Pepe Botellas). El pueblo español lo destituyó con el Motín de Aranjuez y su nombre ha sido odiado.
Consumada la independencia mexicana y consolidada la república, aún subsistían quienes soñaban con la recuperación de virreinato por España y así recobrar ellos sus privilegios; por tal motivo se dirigieron a las autoridades reales ibéricas pidiéndoles reconquistaran la Nueva España. Estas enviaron en 1829 al brigadier Isidro Barradas con más armas que soldados ya que se les había asegurado que los mexicanos, hartos de la independencia, en cuanto supieran de dicha expedición, irán raudos a alistarse con las tropas hispanas para acabar con el gobierno de Guerrero.
En plena guerra contra Estados Unidos, en 1847, grupos conservadores mexicanos atacaron al gobierno y apoyaron la invasión gringa. Fueron llamados “Polkos” porque eran partidarios del presidente norteamericano James K Polk; al triunfar los americanos y perder México más de la mitad de su territorio, festejaron ruidosamente su infidelidad abrazándose y aplaudiéndose.
1862, tras perder la guerra de reforma, los conservadores mexicanos fueron a Europa con la propuesta al príncipe Maximiliano de Habsburgo de que todo el pueblo de México deseaba tenerlo por emperador. Políticos y empresarios conservadores que había lucrado con el erario, el comercio y agroganadería, explotaban vilmente a los trabajadores con jornadas excesivas y salarios miserables; además recibían de gobiernos tradicionalistas prebendas a sus negocios; buscaban acabar con la transformación que a México realizaban los liberales encabezados por Benito Juárez. Tropas francesas, belgas y mercenarios prusianos invadieron el país para crear un imperio que fuese dominado por los conservadores; la jugada les falló por doble partida; el pueblo no los apoyó y su emperador resultó más liberal que el propio Juárez.
1916; los norteamericanos arman una cuarta intervención militar en territorio mexicano para capturar a Francisco Villa quien había incursionado en Columbus, NM con sus tropas. Tal intromisión recibió el apoyo de neoporfiristas que sentía que los cambios que ya se avecinaban gracias a la revolución se detendrían y ellos recuperarían sus haciendas y riquezas, volviendo a dominar el país.
Y hace exactamente cien años, se firmó el Tratado de Bucareli, el cual garantizaba los derechos de propiedad sin límite a particulares extranjeros y compañías petroleras estadounidenses, los conservadores vieron ahí su oportunidad de recuperar ellos lo que la constitución de 1917 les estaba privando; apoyando en contra del pueblo mexicano a sus antiguos enemigos Obregón y Calles con quienes hicieron fugaz alianza antecesora centenaria.
2023: Senadores gringos republicanos piden otra intervención armada en contra de nuestra nación (la sexta); cuentan con el aplauso y hasta apoyo de los neofascistas alianzados mexicanos. Si tanto sufren allá por las drogas, en lugar de acusar a México, acúsense a sí mismo por no acabar con los carteles internos que las venden y distribuyen a sus millones de toxicómanos; si hay quien las vende, es porque hay quien las compra.
No se critica ahora aquí a los conquistadores sino a la miseria humana representada por aquellos que acuden al extranjero para pedir les salven sus prerrogativas político-económicas; perfecta declaración aplicable del libertador José de San Martín: “Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.