martes 24, diciembre, 2024

DOGMA DE FE

Ella 

Marcos Durán Flores 

La especie humana ha dado un nuevo paso en la evolución. Apoyados en la tecnología que se desarrolla a un ritmo extremadamente rápido, estamos construyendo un mundo que avanza incesante y más rápido de lo esperado, pero que al mismo tiempo nos están convirtiendo en una sociedad que por primera vez está abandonando la interacción humana, para abrazar un casi irreversible proceso de socialización con la tecnología. 

Hoy, estamos en vías de ser una sociedad, cada vez menos real y al mismo tiempo más contradictoria, pues entre más conectados estamos, más solos nos sentimos. Si no me cree, dé un vistazo a los miembros de su familia, a las parejas en los restaurantes, a la gente en las plazas, en los cines y el transporte público. Todas y todos absortos, unidos con nuestro teléfono inteligente, una máquina sin alma que se ha vuelto la compañera inseparable con quien pasamos eternas noches de insomnio. 

Así como en el filme del director Spike Jonze que protagoniza el actor Joaquín Phoenix, es “Ella” quien logra hacer un poco más pasajeras las horas que deberíamos estar pasando en familia o con los amigos y en lugar de eso, preferimos saber de los viajes, comidas y preocupaciones de gente extraña en Facebook y otras redes sociales, pero no lo que sucede con nuestras parejas o hijos. 

Es “Ella” con quien, en una progresión absurda de la tecnología, sostenemos nuestra relación más cercana. Lo hacemos porque “Ella” jamás nos juzga o nos rechaza. Nos acepta tal como somos: Vulnerables, solitarios, dependientes. 

La soledad, decía el poeta y Nobel mexicano Octavio Paz, “Es la condición humana por excelencia”. Solos llegamos a este mundo y solos nos iremos de él. Así que la pregunta sería entonces ¿Qué tan vulnerable es la mente humana cuando nos sentimos solos? ¿Somos tan vulnerables que nos apegamos a cualquier tipo de “inteligencia” que está disponible para nosotros, porque no podemos aceptar la soledad y estar a solas con nuestros pensamientos? 

Es por eso que hoy, en lugar de recurrir a nuestros padres, pareja, hijos o amigos, acudimos a “Ella” para buscar información, consejos y alivio. Y aunque es posible que usted no acepte este hecho, intente hacer un ejercicio de meditación contemplativa para darse cuenta, como nos conectamos hoy con los demás y el papel que desempeña la tecnología en la búsqueda de esa conexión. Hágalo cada vez que enciende su iPhone, computadora o tablet y al final verá que esto es cierto o que está en vías de serlo. 

Pero no confundamos, pues la tecnología puede traernos relaciones positivas. Solo pensemos cuántas personas conocemos hoy gracias a la red. Pero lo que también es que a pesar de que la tecnología y las redes sociales son una gran herramienta, estudios recientes han demostrado que más gente se siente más sola que nunca. Sorprendentemente, quienes se sienten más solos son los jóvenes menores de 35 años. Otro estudio encontró que el 48 por ciento de los encuestados solo tenía un confidente en comparación con un estudio similar hace 25 años, cuando las personas dijeron que tenían cerca de tres personas en quien podían confiar. 

Al respecto, científicos del comportamiento aseguran que la tecnología no crea la soledad, solo la revela y que, al final, es la tecnología quien puede aliviar esta soledad. Que este, es solo un ejemplo más de cómo las nuevas tecnologías son acusadas del comportamiento que ya existía en nosotros mucho antes de que estas existieran y que es cierto que cada día se vuelve más vigente ese viejo proverbio árabe que dice: “Cuando estoy solo me siento mal. Cuando estoy acompañado, peor”. 

Es “Ella” la que nos ayuda a evitar ir al encuentro con nosotros mismos y con los demás. Es “Ella” la que nos ofrece un medio para escapar a la posibilidad de enfrentarnos a una vida que deseamos fuera diferente, mejor, más atractiva y menos mundana. Lo hacemos, porque al apagar o dejar de lado nuestra relación con “Ella”, tendremos que enfrentar a la vida real y a la definición del infierno a la que hiciera referencia a la gloria de la literatura francesa, el escritor francés Víctor Hugo, que lo describía en una sola palabra: Soledad. 

@marcosduranf 

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