Partidos y elecciones en Coahuila
Rubén Olvera
El proceso electoral que se avecina en Coahuila representa una gran oportunidad para fortalecer la presencia de los partidos políticos como los protagonistas de la democracia.
Indistintamente del triunfador, es innegable que los partidos bien organizados, representativos, con propuestas viables y encabezados por candidatos con capacidad y sensibilidad frente a las demandas sociales, ayudarán a consolidar el régimen democrático y de gobierno en el estado.
De pronto, la cobertura mediática que reciben los aspirantes a la gubernatura opaca la presencia de los organismos políticos. Fácilmente, podríamos perder de vista la importancia de los partidos para representar la pluralidad, acceder al poder, cumplir funciones de vigilancia democrática e influir en la toma de decisiones.
Al momento, de los ocho partidos que aspiran a competir en la elección de gobernador y diputados locales, solo cinco cuentan con representación en el Congreso local (PRI, PAN, MORENA, PVEM y UDC).
Recordemos que, en la pasada elección, el PRI triunfó en los 16 distritos de mayoría, por lo que el resto de los partidos solo tienen legisladores de representación proporcional.
Si bien el PRD, PT y MC cuentan con dirigencias estatales, militancia y propuestas de gobierno, sus simpatizantes o su capacidad de organización electoral no fueron suficientes para lograr su registro como partidos locales, ni para acceder al reparto de diputados plurinominales.
Resulta oportuno considerar que no todos los partidos aspiran necesariamente a gobernar el estado. En un diagnóstico realista estarían acotados por el tamaño de su militancia y las preferencias electorales. Lo cierto es que, sin excepción, cada uno de ellos estará trabajando e implementando sus respectivas estrategias para acceder o mantener el registro como partido local y, por consiguiente, tomar al menos uno de los nueve diputados de representación proporcional.
Los partidos más consolidados, entre ellos Morena, como oposición, y el PAN, en alianza con el propio PRI, buscarán incrementar sus respectivas bancadas, aplicándose para obtener algunos distritos de mayoría.
Por otro lado, en lo que respecta al acceso al poder estatal, se entiende claramente que el contexto político favorece la formación de coaliciones. Por el momento, se perfila la integrada por el PRI, PAN y PRD.
De resultar triunfadora, el PRI deberá ceder algunos cargos de gobierno, incluyendo determinadas secretarías. No es un secreto que el PAN tendría la mirada puesta en Economía, Trabajo y Fiscalización. El PRD, por su parte, estaría negociando Inclusión o Desarrollo Rural. Por supuesto, todo dependerá de los perfiles y de la votación que cada partido aporte a la coalición.
Aun cuando Morena se presenta como un partido con la capacidad y las simpatías ciudadanas para competir con la alianza encabezada por el PRI, no se descarta la formación de una coalición opositora. Al menos, aseguran algunos morenistas, para impedir que el voto opositor se fraccione.
En el Estado de México, el PVEM y el PT dijeron sí al partido del presidente. En Coahuila, dicha alianza no se haya formalizado.
Podrían, no obstante, formarse combinaciones con los tres partidos, incluyendo a la UDC que, como partido local, destaca por su fuerza en las regiones Norte y Carbonífera.
Porque incluso MC, que a nivel nacional ha dicho no a la formación de coaliciones, en Coahuila trascendió la posibilidad de formar una con la UDC. Sin embargo, el coordinador estatal de MC informó recientemente que no se llevaría a cabo.
Situación que provocó especulaciones respecto al destino aliancista de los partidos naranja, sobre todo frente a un escenario electoral en donde los llaneros solitarios podrían rezagarse en la carrera. Como yo lo veo, la democracia de Coahuila no solo reclama candidatos con trayectoria y propuestas, también demanda partidos fuertes y representativos. Si la clave se encuentra en la formación de coaliciones, que así sea.