Dudas y preguntas
Julián Parra Ibarra
Tras la recaptura de Ovidio Guzmán López, hijo del ‘Chapo’ Guzmán, quedan muchísimas dudas y preguntas en el aire, luego que la primera vez que fue detenido –el 17 de octubre de 2019-, se ordenó su liberación, “porque importan más las vidas de los ciudadanos que la detención de un probable delincuente”, según el dicho del principal inquilino del Palacio Nacional.
Sobre todo, porque de la noche de la mañana cambió la política presidencial de abrazos, no balazos.
¿A partir de este jueves ha cambiado ya la política de seguridad de la actual administración de abrazos y no balazos cono estrategia para combatir a la delincuencia organizada? ¿Por qué hace poco más de tres años importaban más las vidas de los ciudadanos que la detención de un probable delincuente? ¿Ya no importan las vidas de los ciudadanos y ahora sí la detención de un presunto delincuente? ¿Por qué esa inversión de valores?
¿Tiene que ver la detención del hijo del Chapo con la próxima visita del presidente norteamericano Joe Biden? ¿Es la detención de Ovidio como una ‘ofrenda’ para el mandatario norteamericano? La captura del ‘Chapito’ ¿se dio tras seis meses de trabajo de inteligencia como lo aseguró el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval? ¿O fue simplemente como él mismo lo dijo, que se detectó un convoy con camionetas tipo pick up con gente fuerte armada y que reaccionó disparando a los agentes de la Guardia Nacional cuando se les acotó y pidió que los tripulantes descendieran de los vehículos?
¿Sabían que en ese convoy viajaba Guzmán López o hasta que se dio el primer enfrentamiento se enteraron de a quién tenían en sus manos? ¿Quién dio la orden de que, ahora sí, se detuviera a Ovidio?
¿Estaba verdaderamente preparado el gobierno mexicano para realizar una detención de esta envergadura y poder responder con oportunidad y eficacia a la reacción que se está generando y de lo que ya se había dado una ‘probadita’ en octubre de 2019? ¿Hay verdaderamente una estrategia para controlar los brotes de violencia generados tras la captura del hijo del Chapo? ¿O sólo como sucedió con el odiado rival del huésped del Palacio, Felipe Calderón, que llegó y le dio de patadas al avispero para desatar la violencia en el país, sin tener ni un diagnóstico ni una estrategia definidos?
¿Le queda algún margen de maniobra, así sea muy pequeño al gobierno mexicano como para volver a poner en libertad al Chapito? Aunque el canciller mexicano, Marcelo Ebrard ha dicho que no se va a extraditar en ‘fast track’ a Ovidio ¿podrá el gobierno mexicano eludir una vez que se cumpla con todos los protocolos y formalidades la extradición del ‘Chapito’ a los Estados Unidos?
¿Mantendrá ya saben quién el ritmo de visitas a Badiraguato, la tierra de Joaquín Guzmán, a la que ha acudió hasta en cinco ocasiones en cuatro años? ¿Volverá en los próximos meses a esas tierras y esperar ser recibido con abrazos y no balazos? ¿Se volvería a bajar de su camioneta para ir hasta la que transportaba a la mamá del Chapo para estrecharle la mano?
¿Cuál es la capacidad de fuego del Cártel del Pacífico como para mantener una ‘guerra’ de bajo perfil contra las fuerzas armadas de nuestro país y durante cuánto tiempo? ¿Tiene por muy poderoso que sea su arsenal un cártel, mayor capacidad y fuerza que nuestro Ejército y Fuerza Aérea, Marina y Guardia Nacional?
¿Podemos confiar los ciudadanos de este país, en la capacidad y fuerza de nuestras instituciones de seguridad, y estar seguros de que la violencia desatada este jueves en Sinaloa no se expandirá como plaga al resto del país? ¿La capacidad y fuerza del cártel del Pacífico está solamente concentrada en Sinaloa y acaso parcialmente en estados que colindan con esa entidad? ¿Se corren riesgos que la oleada de violencia alcance sobre todo a los Estados comprendidos en el ‘Triángulo Dorado’ que incluyen a Chihuahua, pero también al estado de Durango?
Si bien ese tema corresponde a delincuencia organizada y por tanto es responsabilidad del gobierno federal ¿qué medidas han adoptado los gobernadores, sobre todo de las entidades vecinas, para impedir que la oleada de violencia alcance a sus estados?
En una guerra como la que se ha desatado tras la captura de Ovidio, ¿tendrá el gobierno federal la humildad y responsabilidad para, en un momento dado pedir el apoyo de los gobernadores y de los estados? ¿estarán dispuestos los gobernadores de cada entidad, independientemente del color, partido o siglas que representen a brindar apoyo y tener empatía con el gobierno federal?
¿Es este un problema con el que tiene que lidiar solo el gobierno federal, o los diferentes niveles de gobierno se tienen qué solidarizar y cerrar filas en este momento con el Presidente para apoyarlo y ayudar a que se restablezca la paz, la tranquilidad y restaurar el estado de derecho?
Todo esto lo planteo nada más por metiche y preguntón, pero insisto, tras la detención de Ovidio Guzmán, quedan en el aire muchas, muchísimas dudas y preguntas, pero por el bien del país y de todos los ciudadanos –sobre todo para los que habitan en Sinaloa donde se ha vivido una jornada de virtual toque de queda-, uno espera que muy pronto el agua vuelva a su cauce, se recupere la paz y el estado de derecho.
@JulianParraIba