sábado 23, noviembre, 2024

DE RAÍCES Y HORIZONTES

He sido y soy

Arcelia Ayup Silveti

Amanece este día con diferentes matices para cada uno de nosotros: 24 de diciembre de 2022. 

Quizá con emoción, alegría recuerdos tristes o indiferencia. 

Podemos culpar a la genética, a la educación materna y escolar, al entorno social y cultural, a las constelaciones o a los poetas que no escribieron para nosotros.

Somos resultado de lo anterior y de muchos otros elementos. Tenemos la capacidad de convertirnos en lo que deseamos. 

Por ejemplo, ejercer la resiliencia, trocar experiencias dolorosas en nuevos escenarios realzando los resultados positivos.

También es sano, aprender a no tener expectativas para evitar ser lastimado. Es falso que siembras lo que das. 

Cada quien ofrece lo que tiene a la mano. Puedes compartir un bosque y recibir un olvido. Eso no tiene que ver contigo.

Retiré de mis expresiones el “me”, es decir, no culpo a otros de lo que sus actos pueden provocar en mi persona. En nuestra vida, somos libres de actuar como mejor nos plazca. 

Pero depende de nosotros permitir que nos lastimen, convertirnos en bote de basura de otros y otorgarles nuestro poder. Es innegable que no podemos decidir sobre otras personas, pero sí sobre nosotros. 

De manera que, cuando descubro que uso la palabra “me” para culpar a otros de algo que me atañe, reestructuro mi idea. 

En lugar de decir: “Me quitó de su equipo”; lo cambio, por ejemplo, a: puedo hacer las cosas sin ayuda.

Tengo la fortuna de contar con maravillosos amigos, quienes me demuestran en este caminar que somos polvo de cometa, seres duales que se quiebran y se reinventan. 

Podemos tenerlo todo si laboramos en este propósito. 

En el 2022 caminé entre el fango, las nubes y el fuego. He soñado con seres de luz o demonios encarnados. 

Brinco en charcos de utopías para llevarlas en la piel. Pondero la comodidad sobre las marcas y nuevos retos sobre la zona de confort; grito las verdades, aunque no sean favorables. 

Lejos de cualquier acto de egoísmo, celebro ser mi mejor amiga, mamá y novia. Sé que todo es perfecto, sin importar si encuentro o no la gloria.

Tomo un fragmento del poema Casi juicio final, del maestro Jorge Luis Borges: “He dicho asombro donde otros dicen solamente costumbre. 

/ Frente a la canción de los tibios, encendí mi voz en ponientes. / A los antepasados de mi sangre y a los antepasados de mis sueños he exaltado y cantado. / He sido y soy.” Feliz Navidad.

biznagaas@hotmail.com

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