El compromiso de la hija del rey Harald con el polémico chamán Durek Verrett ha sido el detonante para que tome la decisión que la apartará de la familia real.
LaOtraPlana.com.mx
Son meses de movimiento en las familiares reales europeas: de la muerte de la reina Isabel II, en septiembre, a la polémica en el seno de la realeza danesa por la decisión de la reina Margarita de retirar los títulos a cuatro de sus nietos hasta llegar a las amenazas de muerte hacia Amalia de Holanda. Ahora los titulares los protagoniza la princesa Marta Luisa de Noruega, hija primogénita del rey Harald, que ha anunciado este 8 de noviembre que renuncia a sus obligaciones reales. Una decisión por la que mantendrá su título, pero dejará de formar parte de la agenda y las actividades oficiales de la familia real.
“La princesa Marta Luisa quiere contribuir a que se distingan de forma más clara sus propias actividades y la conexión que mantiene con la casa real. Por tanto, renuncia a sus funciones oficiales y ya no representará a la casa real”, explica el comunicado publicado tanto en la página web de la familia real como en sus redes sociales. “El propósito”, reza la nota, “es crear calma alrededor del palacio real y al mismo tiempo dar mayor libertad a la princesa y a Durek Verrett [su prometido] en sus actividades comerciales, de vida y de trabajo”.
La decisión ha sorprendido por sorpresa a pocos, porque tanto la propia Marta Luisa, de 51 años, como su hermano y heredero, Haakon, ya habían puesto la cuestión sobre la mesa. Y ahora, finalmente, se ha confirmado. “El rey ha decidido que la princesa conservará su título, pero Marta Luisa y su prometido no utilizarán el título en sus actividades comerciales”, continúa aclarando el comunicado. Y añade: “No debe hacerse visible la conexión de la princesa en sus propios canales de redes sociales, en producciones de medios o en relación con otra actividad comercial”, con la única excepción de su perfil oficial de Instagram.
Por tanto, ni Marta Luisa ni Verrett pueden usar etiquetas ni imágenes relacionadas con la monarquía, y ni siquiera pueden mencionar a otros miembros de la casa real en esas actividades comerciales, incluidas entrevistas donde hablen de las mismas. La princesa ha sido muy criticada en los últimos años por usar dicho título para vender libros o para promocionar los actos de su pareja, conocido por ser uno de los gurús a los que acuden famosos como, entre otros, Gwyneth Paltrow.
El pasado junio, la hermana mayor de Haakon de Noruega anunció su futuro enlace con el chamán, al que conoció en 2019. “Estoy muy feliz de anunciaros que estoy prometida al chamán Durek, el único que hace que mi corazón salte, el único que me ve y me comprende con todo mi potencial, el que me hace reír y con quien puedo ser vulnerable”, anunciaba en un comunicado. No será su primera boda, puesto que estuvo casada con el escritor de origen danés Ari Behn, con quien tuvo tres hijas y que se quitó la vida en 2019.
“Cuando Durek Verrett y la princesa se casen, él se convertirá en parte de la familia real”, confirma el nuevo comunicado. “Pero, de acuerdo con la tradición, no tendrá título ni representará a la casa real de Noruega. Acudirán a reuniones familiares y a ciertos eventos deportivos importantes a los que la familia real asiste junta”. Los reyes Harald y Sonia han afirmado en ese escrito que para ellos resulta “crucial mantener una relación de confianza con el pueblo noruego” pero que, al mismo tiempo, es fundamental “salvaguardar el bienestar de la familia lo mejor que se pueda”. “Es por eso que hemos visto la necesidad de aclarar aún más los roles y el uso del título de princesa”, explican.
La salida de Marta Luisa de la casa real noruega responde, en parte, a su futura boda con el chamán, pero también a una cuestión económica o, más bien, de imagen comercial. Ya se dejó entrever cuando, en agosto de 2019, se creó un perfil paralelo en la red social Instagram. Allí tenía desde hace años uno oficial (ahora con 175.000 seguidores), llamado Princesa Marta Luisa, que mantiene y donde ahora ha colgado un vídeo en noruego explicando las razones de su marcha. Pero hace tres años se abrió otro, llamado I’m Martha Louise (soy Marta Luisa), al que, de hecho, remite desde el principal explicando que allí es “donde todo sucede”, y que ya acumula 213.000 seguidores. En esa cuenta cuelga fotografías con su pareja y sus tres hijas (de 19, 17 y 14 años y con un amplio perfil público), fotos más personales y, también, algunos de sus acuerdos comerciales: portadas de revistas, publicación de libros, anuncios para firmas de moda, apariciones en programas de televisión… y todo tipo de colaboraciones que le aportan unos ingresos más allá de su papel, hasta ahora, como miembro activo de una familia real en ejercicio. Algo que puede supone un problema tanto para ella como para, sobre todo, su padre, el rey, y su hermano, el heredero al trono.
Desde que confirmaron su noviazgo hace ya tres años y medio, la relación de la pareja con la familia real no siempre ha sido positiva, puesto que ambos, sobre todo él, se han visto involucrados en varias polémicas. De hecho, poco después de empezar a salir juntos el heredero al trono puso sobre la mesa la continuidad de Marta Luisa como princesa. “Estamos al tanto de lo que se está diciendo y escribiendo. Lo que queremos es hablar con mi hermana, principalmente sobre la posible renuncia a su título y sobre el trabajo que está desarrollando en la actualidad”, contó entonces en NRK, la corporación de radiodifusión pública de Noruega. Una idea que volvió a salir a la palestra hace unas semanas, a finales de octubre, en una cadena de televisión noruega, TV2 Direkte. “Mi hermana se ha comprometido y yo he conocido a Durek Verrett, y es agradable estar con él. Me gustaría que se sintiera bienvenido en nuestra familia. Pero, al mismo tiempo, me siento muy responsable de la institución”, contó, dando a entender que habría que tomar decisiones al respecto.
Durek Verrett se jacta de su condición de chamán y médium, por los que ha protagonizado polémicos titulares. A mediados de 2019 un amigo suyo llegó a contar en la prensa británica que creía que había sido rey en otra vida. Algo que él mismo confirmó a finales de 2019, cuando llegó a decir en una entrevista con la revista People que había vivido en el Antiguo Egipto, también con la princesa de Noruega: “Cuando estamos juntos y la miro, a veces veo otro rostro. (…) Y ella también lo ve en mí. Tengo recuerdos de nosotros en Egipto en los que ella era mi reina y yo, un faraón”.
Además, en abril de 2020 aseguró en un programa de televisión británico que él ya había previsto la pandemia de coronavirus en su libro Spirit Hacking, que publicó el año anterior. “Cuando escribí el libro hablé con diferentes editoriales y les dije que tenía que salir a la venta antes de 2020. Tenía que salir antes del apagón”, tal y como describía la crisis sanitaria. Además, ha llegado a decir que se negó a ser hospitalizado por coronavirus y que se curó con la ayuda de los espíritus y un medallón, que él mismo vende por 200 euros. En otra ocasión, afirmó poder curar la leucemia y ser capaz de cambiar la edad de una persona.
La pareja ha enfrentado ataques racistas, tanto que la princesa escribió un largo alegato antiodio en sus perfiles de redes sociales: “Ser la novia de Durek me ha dado un curso intensivo acerca de cómo la supremacía blanca forma parte del juego y la forma en que he pensado y actuado consciente y subconscientemente hacia las personas negras”. Meses después, Marta Luisa dio a entender que se mudarían a Estados Unidos, aunque siempre manteniendo sus vínculos con Noruega. Ahora, el comunicado de la familia real también condena esos ataques: “Deploramos las actitudes racistas con las que ha tenido que lidiar Durek Verrett, especialmente en las redes sociales. Consideramos una fortaleza que la casa real refleje la diversidad étnica de Noruega”.
(Con información de El País)