domingo 24, noviembre, 2024

DE RAÍCES Y HORIZONTES

El conejo de Alicia

Arcelia Ayup Silveti

Muy a mi pesar, sigo cargando viejos mandatos que me atan a experiencias de las cuales me quiero alejar. Uno de ellos, es evitar que me sorprendan vulnerable o enferma. 

Sé muy bien que lo heredé en mi niñez. La persona que me lo transfirió lo hizo de manera natural, sin palabras y sin levantar ningún dedo.

Su ejemplo era todo: trabajaba a diario sin descanso, nunca le vi enfermarse, vivía para otros y odiaba que le vieran llorar cuando su entorno no era como lo imaginaba. 

Nadie me dijo que debía tomar ese espejo como propio, pero lo adherí a mi piel desde mis primeros años.

Quizá desde entonces cultivé mi hiperactividad, mis ansias de vivir en un circo de cinco pistas, de hacer, de crear, de apoyar, de guiar, de aprender, de compartir, de hacer varios proyectos y todos debían estar en excelencia. 

Podía verme a la distancia en actividad constante, en carrera, huyendo del conejo de Alicia en el país de las maravillas.

Todo es parte del ADN, de vivencias, gustos adquiridos, experiencias, influencias y de una vorágine que me permite sobrevivir a cada latido.

Mi hija Jimena dice que no puedo tener un minuto de paz, me cuenta los segundos que me mantengo en silencio o sin movimientos: pocas veces llega al veinte. A veces, le creo, pero lo olvido rápido.

Me cuesta muchísimo trabajo mantenerme concentrada mientras escribo (esto aplica en realidad a todas las actividades que realizo). 

Debo alejar mi celular, mantener apagadas mis redes en la computadora y no tener ningún tipo de música, porque es demasiado fácil que me distraiga. 

Obligo a la mente a no pensar al mismo tiempo en mis pendientes, en la lista del súper, en proyectos sin terminar, pagos por hacer o en acomodar un libro que está fuera de lugar.

En mi defensa, la literatura, el yoga, la meditación y mis perros me han ayudado a trabajar mi hiperactividad, mi verborrea verbal y mi obsesión por el orden y la limpieza. 

Agradecida con ellos y con muchos maestros del aprendizaje, quienes me dejaron enseñanzas profundas para vivir el aquí y el ahora.

Me gustaría saber si a ti también te persigue el conejo de Alicia en el país de las maravillas, este famoso personaje del libro de Lewis Carroll.

Si tienes asomo de un trastorno obsesivo compulsivo o si practicas descansos mentales, baños verdes o si eres privilegiado y no necesitas dichos métodos.

biznagaas@hotmail.com

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