Raúl Adalid Sainz
Wim Wenders, ese mágico cineasta, dijo que existían los ángeles en la tierra. No se equivocó. Cuando yo viví en Nueva York, apareció centellante uno en mi camino. Su luz protectora de amigo fue invaluable. Carlos es su nombre, González Lobo, sus apellidos.
Lagunero de origen, neoyorkino desde años. Afincado en la luz de su fulgurante y bondadoso corazón. Acuariano amigo, te mando mi felicitación cumpleañera. Siempre te recuerdo grandemente mi hermano. Hasta la gran manzana, que incluye al nostálgico New Jersey, te mando mi abrazo fraterno.
En fin, los grandes cariños son así, no tienen remedio por fortuna. Que vivas alegre, en el ritmo de tu blues, este nuevo ciclo de tú estrella.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.