lunes 23, septiembre, 2024

Cervantes y Shakespeare fueron nuestros maestros de actuación casi cuatrocientos años después

 

 

(El gran maestro y director José Luis Ibáñez nos regalaba ese privilegio)

 

Raúl Adalid Sainz

José Luis Ibáñez: Gran maestro, director teatral, uno de los innovadores, junto a Juan José Arreola, Octavio Paz, Héctor Mendoza, Juan José Gurrola, de nuestro teatro mexicano, con aquel grupo llamado: «Poesía en Voz Alta».

 

Tuve el gusto de conocerlo, de vivir sus hermosas y aleccionadoras clases de actuación en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el departamento de teatro. Un esmerado maestro que te enseñaba a descifrar el lenguaje, las imágenes que suscitaban los textos dramáticos clásicos: El Siglo de Oro Español. Era un regalo estudiar con él, a Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Sor Juana Inés de la Cruz, etcéteras monumentales. 

Pero sus clases abordando «Otelo» y «Hamlet», fueron memorables. Sabiduría eterna que marcó un sendero particular en mi educación como actor y ser humano. Lógicamente provocando un amor irrestricto, comprometido y pasional, ante el teatro, ante la vida. Un actor que se educa con Shakespeare, analiza el portento de las grandes imágenes, se sensibiliza, su imaginación se acrecienta, primero en la comprensión y luego para la encarnación de un personaje. Su dicción se vuelve dúctil, comprende que con la voz y el cuerpo debe caracterizar los maravillosos personajes del poeta inglés.

Verdaderos tour de force para un intérprete incipiente. Gracias a este gran «Prometeo» conocí la disciplina teatral. Me invitó siendo su alumno a la obra que en ese momento dirigía, «Tartufo», de Moliere, trescientas sesenta funciones en el «Teatro Hidalgo». Ahí lo vi dirigir a Claudio Obregón, portentoso actor mexicano que representaba a «Orgón». 

En su estudio de la colonia San Jerónimo daba clases los sábados, de nueve de la mañana a las dos de la tarde. La primera hora era dedicada a leer el Quijote de Cervantes en voz alta. José Luis decía que un actor debía habitar ese lenguaje, pronunciarlo, saberlo decir, desentrañar sus dificultades técnicas para lograr un día acariciarlo, sentirlo, vislumbrar las grandes imágenes que el texto provoca. 

Debo decir que si una palabra era desconocida, inmediatamente obligaba a la consulta de la misma. Esto aumentaba tu nivel de comprensión del contexto y acrecentaba tu inteligencia y vocabulario. Un gran, gran maestro en toda la extensión de la palabra. 

Varios de sus alumnos terminamos enamorados de por vida de Shakespeare, Cervantes y los clásicos españoles. ¿Verdad Ignacio Escárcega, Verónica Maldonado Carrasco , Fernando Briones y Juan Carlos Morgado Barrios, me equivoco Alex Perazza Mahati Anand, no es así Roberto Astorg?

Lindos tiempos que siguen siendo presentes.

José Luis Ibáñez, guías, maestros que dieron luz y que corresponde a quien la vimos señalar senderos para quienes vienen atrás.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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