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DRIVE
En este período conviene rescatar películas que están en la extensa cartelera de Netflix y que se merecen de todos modos una revisión exhaustiva, sobre todo cuando el paso del tiempo les ha conferido un estatus de filmes de culto, esto es, cintas que van creciendo con los años y que solo pocas personas supieron valorarlas en su justa medida a propósito de su estreno. La permanencia de ellas en esta plataforma nos permite ese ejercicio de justicia. Acá reseñamos una de ellas
Víctor Bórquez Núñez
La película “Drive” fue estrenada en 2011 y en una década se ganó la adhesión de los espectadores que se volvieron adictos con esta adaptación para la pantalla grande de la novela homónima de James Sallis, proyecto que estuvo por años en espera y que se activó cuando el reputado actor Ryan Gosling dio el visto bueno para ser su protagonista y se dio el gusto de elegir a su director, recayendo esta responsabilidad en el realizador danés Nicolas Winding Refn que, a esas alturas, era conocido por la trilogía Pusher y el biopic Bronson.
El resultado de esta alianza fue excelente: la película fue nominada a los British Academy Film Awards -en categorías como Mejor Película y Mejor Dirección- y también postuló al Óscar, en el apartado de Mejor Edición de Sonido.
La consagración del director Nicolas Winding Refn llegó cuando obtuvo el galardón como el Mejor Director del Festival de Cannes.
El tema, el tratamiento, el estilo visual y la actuación lacónica de Ryan Gosling fascinaron a los críticos y espectadores, porque era una película atípica que mostraba la historia de un chofer en Los Ángeles, de quien no conocemos el nombre, que se dedica a trabajar como mecánico y como doble de acción, conduciendo automóviles en las escenas de acción de películas, aunque en realidad tiene una tercera ocupación que constituye el motivo clave de todo el filme.
Quien ha estado ayudando a escapar a los criminales después de efectuados los atracos, adquiere una nueva conciencia de sus acciones cuando entabla amistad con una vecina, Irene (Carey Mulligan) y su pequeño hijo, justo cuando su jefe toma la decisión de involucrarlo en un nuevo golpe.
“Drive” es un ejemplo también de la tendencia de los reciclados, las revisitaciones que hacen algunos directores de películas y estilos ya pasados
Lo interesante es que el director Nicolas Winding Refn -consciente de esta tendencia- elabora un thriller, cuyas fuentes de inspiración son diversas, aun cuando cada escena y cada plano son un trabajo legítimo y original.
La historia de este filme es sencilla, aunque se va engrosando en motivos y en características que le otorgan una estatura mayor, sobre todo cuando la vida del protagonista cambia radicalmente al conocer a su vecina y su hijo pequeño. Siguiendo la línea del cine negro, este chofer se enamora de la chica, aun cuando el marido de ésta acaba de salir de la cárcel y anda perdido porque debe una suma de dinero considerable a cambio de su protección.
Siguiendo la mejor tradición del Film Noir, la fatalidad y el destino marcan el destino de los personajes y hacen que el filme sea la esencia de este magnífico trabajo que lleva adelante el director Refn, teniendo como inicio una potente secuencia que dará origen al nudo de toda la película, sin abusar ni de artilugios ni de efectismos innecesarios.
De este modo, una persecución y un trabajo fuera de campo, adquiere una vitalidad específica y es un excelente ejemplo de montaje y sobre todo sonido; también sirve para definir, casi sin palabras, a un personaje del que nunca sabremos su nombre y que toda su vida ha permanecido oculta, inadvertida.
Claro, “Drive” es una historia respecto de personajes perdidos en la ciudad gigantesca de Los Ángeles, es un tratado acerca de la soledad que respira en películas como “El samurái”, la de “Driver” de Walter Hill y, por supuesto, “Taxi Driver” de Martin Scorsese y el cásico “Shane”, de 1953 y dirigida por George Stevens, que tiene similitudes argumentales interesantes.
En el plano del estilo visual, el filme es notable. El director dilata y contrae el tiempo a su antojo, logrando distintos efectos en la narración, que no es original (toda historia ha sido contada) pero que se cuenta de un modo fascinante y por eso se aparece como nueva y no contada donde el conductor sin nombre parece no tener pasado y tampoco futuro.
El estilo visual creado está resumido a la perfección en la brillante secuencia del ascensor, donde Refn detiene literalmente el tiempo para entregarnos -por fin- un beso anhelado, como metáfora del deseo de otra vida mejor que rematará con un estallido violento.
La violencia en ‘Drive’ es coherente con personajes que no pueden escapar de su destino, Refn la utiliza para que podamos entender una determinada realidad, a ratos exagerada pero siempre entendida como una herramienta propia de la narración que, era que no, descolocan a los espectadores convencionales.
En “Drive” todas las actuaciones son soberbias y configuran un mosaico interpretativo estupendo, donde Ryan Gosling, logra una de sus mejores interpretaciones de su excelente carrera.
Todo esto contribuye a que “Drive” sea una auténtica obra maestra que pocos conocen lo suficiente.
@VictorBorquez
Periodista, escritor y Doctor en Proyectos de Comunicación