El debut en el cine de la octogenaria Eleanor Coppola (madre de Sofía y esposa de Francis) es encantador, predecible, forzado y tal vez elitista, pero tiene todo el encanto de un tour por la Bretaña, dejando en el espectador el nada discreto encanto de una pareja de gran poder adquisitivo que se encuentra por casualidad jugueteando con la posibilidad de que nazca un sentimiento en un paisaje fascinante
Víctor Bórquez Núñez
El tema de “París puede esperar” es sencillo. Anne (la siempre hermosa Diane Lane) es la mujer de un gran productor de cine quien, producto de su profesión, casi no pasa en casa ni se da cuenta de la insatisfacción de su mujer, quien solo espera compartir con él unas vacaciones interrumpidas siempre por el teléfono, el trabajo y la frialdad de su marido (un casi cameo de Alex Baldwin).
La premisa es más básica (y un tanto insípida): La pareja debe viajar de Cannes a Budapest, pero fuerte dolor de oídos le impide a Anne coger el avión y acuerdan reunirse en París, haciendo el viaje en auto en compañía de un colega de su esposo, el atento y seductor Jacques, un francés que es experto en la gastronomía y los vinos galos.
¿Qué falla en el filme? La verosimilitud. Porque el filme pretende ser una comedia romántica para adultos y se diluye en un magnífico viaje turístico gastronómico por un paisaje de arrebatadora belleza, que se prolonga más allá de las siete horas que separan Cannes de París, porque Jacques se las ingenia para ir seduciéndola con las maravillas culinarias que cada uno de los pueblos que atraviesan les ofrecen con generosidad y la pareja en cuestión no alcanza la química que, por ejemplo, se daba en filmes antiguos de temas similares como “Dos en el camino”, de Stanley Donen con Audrey Hepburn y Albert Finney (1967).
¿Otra falla? El guion es débil, gira en torno a pocos elementos y no progresa, resultando forzado y predecible, en especial en el tercio final donde los espectadores saben a dónde irá a parar este tema.
No obstante, la película es encantadora precisamente por lo exagerado que parece el viaje entre ambos que se conectan a partir de la comida y los paisajes de una Bretaña que está fotografiado en toda su magnificencia y encanto. El personaje de Jacques come hasta la saciedad (y ella lo sigue arrobada de descubrir el placer de la buena mesa y de los mejores vinos), es bastante sinvergüenza, pero nadie podría negar su simpatía, elegancia y estilo en su juego de seductor. Anne, en cambio, parece ser la típica estadounidense que desconoce los simples placeres de una buena mesa, preocupada como está de conectar con un marido casi ausente.
Tal vez para quienes no son aficionados al género de la comedia romántica, el filme puede parecerles muy largo y evidente en sus propósitos. Para los románticos empedernidos este viaje eterno en automóvil rumbo a la Ciudad Luz es fascinante: está la hermosura de sus paisajes, las comidas que se suceden dejando con hambre a cualquier espectador y emociona en la secuencia que sucede en una iglesia, momento que revela la sutileza que podría haberse explorado mucho más en todo su desarrollo.
Hay detalles que no se aprovechan como podría haber sido: la protagonista lleva una cámara y fotografía de manera constante los detalles que va descubriendo en su inesperado viaje por la campiña francesa, pareciera que se trata de algo más que una afición, sino de un modo de dejar testimonio de su insatisfacción en el matrimonio, pero no se profundiza mayormente en ello.
Resulta curioso el caso de Alex Baldwin, quien aparece apenas en un par de secuencias y desaparece, casi como si tratara de un cameo. A pesar que su personaje resulta odioso en los escasos minutos en que se muestra, hubiese sido interesante saber más de su trabajo y de la manera en que siente el peligro de haber dejado a su encantadora mujer con el francés.
El caso de la directora Eleanor Coppola es curioso: la esposa del gran Francis Ford Coppola debutó en el cine con 80 años a cuestas, a pesar de que ya era conocida por su película documental de 1991 Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse, donde dejó evidencia de las peripecias y sinsabores de la filmación de ese “Apocalipsis, ahora”, cinta rodada por su esposo en condiciones extremas de riesgo.
El filme se encuentra disponible en la plataforma de Netflix. Y advertencia necesaria: debe ser visionada después de comida. Ya sabrá por qué se lo decimos.
Ficha Técnica: Título original: Paris Can Wait. Duración: 92 min. País: Estados Unidos. Director: Eleanor Coppola. Guión: Eleanor Coppola. Música: Laura Karpman. Fotografía: Crystel Fournier. Reparto principal: Diane Lane, Alec Baldwin, Arnaud Viard. Producción: American Zoetrope, Corner Piece Capita, Lifetime. Distribución: Filmax. Género: Romance Web oficial: http://www.filmax.com/peliculas/paris-puede-esperar.71
@VictorBorquez
Periodista, escritor y Doctor en Proyectos de Comunicación