Hace ocho años hice un escrito para un jugador lagunero que admiro: el gran Oribe, ese del ejido «La Partida». Hoy lo revivo pues Oribe ha dicho adiós a las canchas. El mejor jugador de futbol que ha dado mi tierra comarcana
Raúl Adalid Sainz
Este jugador me cae muy bien. Aparte de admirar sus grandes dotes futbolísticos, respeto algo muy grande en él: su tesón, su determinación de ser alguien pese a todo. Oribe no es de esos escogidos y que fueron ayudados luego, luego, para consolidarse estelarmente en un equipo. Su talento tuvo que esperar en la banca hasta que alguien le dio la oportunidad de ser titular.
Recuerdo que debutó en Santos allá por 2006 contra Monterrey, y anotó para un empate a uno. Fue banca de Vuoso y Benítez (qepd), con Daniel Guzmán como director técnico. En tiempos de Sergio Bueno, como entrenador de los «Guerreros», fue prestado a Jaguares. Ahí tuvo mucha oportunidad de jugar, maduró.
En la época de Romano en Santos, éste lo trae de retorno. Era suplente de Vuoso. En aquel juego del campeonato en Toluca, en el 2010, fue titular. Vuoso fue a la banca. Recuerdo que hizo una gran jugada en el tiempo extra, poniéndole el balón en bandeja a Vuoso, quién entró de relevo, éste erró terriblemente con el zaguán abierto.
Un jugador con mucha habilidad en el área, solamente le faltaba serenarse en el último toque para ser contundente. Esto sólo con juegos constantes les viene a los goleadores. Cuando Rubén Omar Romano y «Chucho» Benítez se fueron, éste último al América, «El Cepillo», recibe la oportunidad titular de parte de Diego Cocca.
Era una incógnita: «¿Oribe podrá con la oportunidad?», inquieta se preguntaba la afición. La directiva santista se la iba a jugar con Peralta. Oribe se presenta en el primer juego del campeonato 2011, metiéndole tres goles al Pachuca en la bella airosa. A partir de ahí, Oribe ha sido un indiscutible titular en Santos y ahora en la selección.
Santos tiene en él a un jugador desequilibrante, esos cracks que en cualquier momento inclinan el juego a tu favor. La culminación le llegó a los veintisiete años. Tarde para un futbolista, pero positiva en el sentido que ha valorado mucho lo alcanzado. El cuero se le puso duro de tanto esperar que el sueño pudiera realizarse.
Oribe representa a los laguneros de tesón, representa a esa tierra seca comarcana que no da nada, hay que trabajarla y trabajarla para que dé fruto. Tiene el rostro surcado como el ejidatario lagunero. Yo lo admiro, porque es un símbolo de La Laguna, porque representa la espera con tesón, la fuerza de voluntad que aguarda como guerrero la oportunidad para jugarse el todo por el todo.
Hoy 12 de enero del año 2022, día de tu retiro oficial, fecha también en que retomo este escrito, hecho en el año 2014, para homenajearte, quisiera volver a gritar, junto contigo, como aquella noche inolvidable que, ante Tigres en semifinales del 2012, nos llevaste a la final y al campeonato.
Quisiera volver a volcarme en emoción, con aquellos tus goles en «Wembley», contra Brasil, y darnos como afición, el privilegio de ver un triunfo futbolístico envuelto en una medalla olímpica.
Oribe es el rostro de los queridos ejidatarios de mi tierra lagunera. Y las raíces, esas siempre vuelven a su querencia natural. Oribe Peralta, debe volver al seno santista a comunicar y acrecentar el sueño de tantos jóvenes que vieron en él a un ídolo a emular.
¡Oribe, gracias por tantas emociones, gracias por ser el lagunero símbolo que conquistó, el sueño que parecía imposible!
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan