Raúl Adalid Sainz
Caray con la afición lagunera al Santos Laguna. Se encona con la directiva. Con ciertos jugadores. No admite el proceso a los novatos. Quieren contrataciones fuertes como en el tiempo de bonanza en que La «Cervecería Corona», era dueña. Hablan de que el equipo da penas, no ahora, lo cual es cierto, sino como una constante.
Santos, su directiva, cuerpo técnico y jugadores, les dio una final, no hace ni un año. Liguillas, campeonatos. Hoy al inicio de un mal torneo, está afición, no todos, porque los hay congruentes, analistas, y fieles (no tontos), berrean como plañideras.
Inconstantes en el apoyo, de los que se voltean al equipo y vuelven sólo en los triunfos. La afición lagunera es de vaivenes, un día me lo dijo así, el entrenador Pedro García y Benjamín Galindo. Yo agregaría amnésica. Por eso el espejo de una afición fiel y que verdaderamente apoya, como la de Monterrey, le pesa tanto a mis paisanos laguneros.
El entrenador Guillermo Almada dio grandes resultados; también a él, lo querían fuera. He de decir que la directiva cometió un gran error al despedirlo. De ahí la confusión de los jugadores con el sistema del nuevo entrenador Caixinha. Necesario el proceso de adaptación.
En cuanto al «hincha» lagunero, uno se pregunta: ¿Qué es lo que busca esa afición? Con nada está contenta. Llegan jugadores, y antes de jugar, ya los están reventando. En su proceso de adaptación los apabullan, diciendo: «troncos». Ahí están los casos de: Furch, Izquierdoz, Djaniny, Jonathan Orozco, «Cabecita» Rodríguez, «Huevo» Lozano, Felix Torres,…y largos etcéteras. Se dicen exigentes. Pero en realidad son villamelones, creen saber y no saben nada. Excepciones grandes, claro está.
Ayer los pocos asistentes, coreaban el «olé», favoreciendo al Necaxa, burlándose en enojo del Santos que tantas satisfacciones ha dado. La directiva de «Orlegi», encabezada por Alejandro Irarragorri, nunca ha sido querida. Atacan al presidente, despectivamente, llamándolo, «Chilango»; cuando en realidad ha dado grandes resultados. Ahí están los números.
Gestionó, además, la construcción del nuevo «Estadio Corona». Cabría preguntarse: ¿a los grandes empresarios laguneros, les ha interesado hacerse de las riendas del equipo? Otra de las críticas de la afición, es que vende a los buenos jugadores. Yo me pregunto: ¿cómo se mantiene la alta nómina de ese equipo? ¿El alto costo de la manutención y conservación de las inmensas instalaciones? Pues no hay otra, vendiendo a los mismos.
Torneo a torneo, la misma cantaleta: «¿Y los refuerzos?» Cuando la directiva se ha cansado de decir que apoyará a sus fuerzas básicas, cobijándolas con jugadores de cierta experiencia, y no costosos. Difícil convencer, a una afición que se volvió resultadista, no apreciadora de procesos y evolución futbolística. Quizá no vengan ya los campeonatos, que tarden, como sucedió con Atlas y Cruz Azul. La cuestión es: ¿Esta afición lagunera cobijaría a su equipo en esas circunstancias?
Interesante contestarse con verdad, así duela la misma. Ubicaría para saber quién es en realidad, la afición lagunera. Salvaguardando, por supuesto, a los grandes seguidores del equipo.
Nota: Soy lagunero. Conozco a la afición lagunera, desde los tiempos del Laguna, el Torreón, desde el Santos en sus primeros años de «Segunda A», luego en aquellos ayeres de las angustias, en las primeras eras en el máximo circuito, las gloria de la primera final de Santos, las épocas de los campeonatos en el viejo y apoyante «Corona». Ahora, veo a esta nueva afición del nuevo «Territorio Santos Modelo», y me han provocado la siguiente reflexión que he escrito. Yo, por mi parte, y como hincha a morir de Santos, digo como dicen los aficionados del «Betis», sevillano: «Con el Betis, aunque me muera».
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan