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Uvalde, Texas.— El dolor ha dado paso a la indignación en esta localidad marcada por la tragedia, en la que padres de familia exigen a la policía explicar por qué se tardaron tanto tiempo en entrar a la escuela para detener al tirador que mató a 21 personas; por qué, a pesar de sus súplicas, tampoco les permitieron entrar a ellos a salvar a sus hijos.
Salvador Ramos, de 18 años, estuvo adentro de la Escuela Primaria Robb más de una hora antes de ser abatido; en ese lapso, asesinó a 19 niños y dos maestras e hirió a otras 17 personas.
La información se dio a conocer en una conferencia de prensa que, en vez de aclarar lo que pasó, dejó más dudas. Los investigadores señalaron que un policía del distrito escolar no estaba en el lugar cuando Ramos entró a la escuela, sobre las 11:40, hora local, del martes. Contradiciendo reportes previos, dijeron que el agente no confrontó al agresor afuera del edificio.
Ramos entró “sin obstrucciones” por una puerta que aparentemente no estaba cerrada con llave, dijo Víctor Escalón, director regional del Departamento de Seguridad Pública de Texas. Agentes de la policía local ingresaron al edificio cuatro minutos después, pero fueron repelidos por los disparos del agresor, indicó. Los agentes pidieron refuerzos e iniciaron la evacuación de estudiantes y profesores del resto del colegio. La crisis no llegó a su fin hasta que varios agentes de la Patrulla Fronteriza ingresaron, casi una hora después. Ramos, quien se había parapetado en un área del aula de cuarto grado que atacó, murió durante el tiroteo, informó Escalón.
Las familias reclaman a la policía por su lentitud. “¡Entren! ¡Entren!”, gritaban varias mujeres a los agentes después de que comenzó el ataque, según el relato de Juan Carranza, quien vio la escena desde una casa al otro lado de la calle. Pero los elementos nunca entraron. Carranza, quien vio cómo Ramos estrellaba su vehículo cerca de la escuela alrededor de las 11:28 y disparaba su rifle AR-15 contra dos personas que lograron escapar ilesas, antes de dirigirse a la institución, dijo que los agentes debieron ingresar antes: “Ellos eran más. Él sólo era uno”.
Javier Cazares, cuya hija Jacklyn fue una de las víctimas mortales del ataque, dijo que corrió a la escuela en cuanto escuchó que algo había ocurrido, y llegó cuando la policía seguía afuera del edificio. Él y otros presionaron a la policía a que hiciera algo. Escuchó unos cuatro disparos antes de que les ordenaran retirarse hacia un estacionamiento. “Muchos de nosotros discutíamos con la policía, diciéndoles: ‘Necesitan entrar, necesitan hacer su trabajo’. Su respuesta fue: ‘No podemos hacer nuestro trabajo porque ustedes están interfiriendo’”, relató.
Molesto por la inacción, dijo a los demás: “Entremos, porque los de policía no están haciendo lo que se supone que deberían hacer”, expresó. “Se pudo hacer más”, insistió. No se les permitió el acceso. “Sólo queremos salvar a nuestros bebés”, suplicaban.
El director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steve McCraw, defendió a su agencia al señalar: “Lo importante es que la policía estaba ahí. Contuvieron [a Ramos] en el aula”.
El jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, señaló que los agentes tácticos de su departamento que llegaron a la escuela no titubearon. Dijo que actuaron rápidamente para ingresar al edificio, alineándose detrás de un agente que sostenía un escudo. “Queríamos asegurarnos de actuar rápidamente, con presteza, y es exactamente lo que hicieron esos agentes”, declaró Ortiz a la cadena Fox News, aunque un funcionario policial dijo que, una vez dentro del edificio, los efectivos de la Patrulla Fronteriza tuvieron problemas para abrir la puerta del aula y se vieron obligados a llamar a un miembro del personal para que la abriera con llave.
“Perdónenme”
Adriana Reyes, madre del atacante, pidió perdón por lo que hizo su hijo. La mujer se presentó en la vigilia realizada el miércoles por las víctimas y sin poder contener el llanto, les dijo: “Perdónenme”. Fátima Abraham, líder comunitaria en la iglesia, le comentó que no era culpable. “Ella no puso el arma en las manos de su hijo”, señaló, según el diario Texas Tribune. En entrevista con ABC News, Reyes afirmó que su hijo “no era un monstruo”, pero podía “ser agresivo” y que desconocía que hubiera comprado armas.
ANR mantiene reunión
Pese a lo ocurrido, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (ANR) decidió seguir adelante con su convención anual, que inicia hoy en Houston. Entre los asistentes estará el expresidente Donald Trump.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, anunció que buscará forzar una votación sobre el control de armas de fuego en junio, con pocas probabilidades de éxito, por la oposición republicana.
En México, el canciller Marcelo Ebrard indicó que no se han confirmado connacionales entre las víctimas identificadas del tiroteo, pero que se sigue investigando; acusó que la venta de un arma de asalto a un joven de 18 años prueba la “manifiesta negligencia” de los fabricantes de armas en EU, demandados por el gobierno mexicano.
(Con información de El Universal)