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Reformador demócrata o sepulturero de una gran potencia. La muerte el martes de Mijail Gorbachov, último líder de la Unión Soviética, suscitó este miércoles opiniones encontradas entre los rusos, que guardan recuerdos muy dispares de sus años en el poder.
A su llegada al Kremlin en 1985, Gorbachov trató de modernizar y democratizar la URSS con una serie de reformas, que no evitaron su derrumbe en diciembre de 1991. Un traumatismo histórico para muchos rusos.
Para Vladimir Zavkov, un pensionista de 70 años, Gorbachov no fue más que «un traidor».
«Fue una especie de político iletrado, que dejó derrumbarse un gran país. Todo lo que pudo hacer de positivo quedó anulado por eso», declara a AFP este moscovita.
Nadejda Aleksina, diseñadora web, tiene una opinión más matizada y cree que Gorbachov fue una figura «controvertida».
«En Rusia creo que fue una figura muy importante. Gracias a él existe Rusia (como país). Así que me parece una gran pérdida para mucha gente», sostiene.
El propio presidente ruso Vladimir Putin fue muy comedido este miércoles, limitándose a decir que el último líder soviético tuvo «una gran influencia en la Historia del mundo».
Más incisivo, su portavoz, Dimitri Peskov, acusó a Gorbachov de haber albergado una visión «romántica» de la relación entre Rusia y Occidente.
«Muy negativo»
La caída y desmembramiento de la Unión Soviética sigue siendo una herida abierta para muchos rusos, sobre todo los de más edad, acostumbrados a vivir en un Estado todopoderoso.
La década de 1990 estuvo marcada por una difícil transición a la economía capitalista, en medio de una inflación galopante, penurias y delincuencia, bajo los mandatos del presidente Boris Yeltsin.
El caos de aquellos años explica también la virulencia de algunos rusos, que consideran a Gorbachov como el responsables de sus dificultades.
Con la URSS «no éramos ricos, pero al menos teníamos la seguridad de tener un empleo», lamenta Tatiana Silaieva, una jubilada de 67 años que dice tener una opinión «muy negativa» de Gorbachov.
Más allá de la dureza de esos años, el fin de la URSS dejó desclasados a muchos rusos que se habían acostumbrado a vivir en el culto de la superpotencia soviética, rival de Estados Unidos durante la Guerra Fría.
Gorbachov «le hizo un favor a Estados Unidos al dejar que nuestro país se viniera a pique. Para nosotros fue un completo traidor», sentencia Tatiana Silaieva.
«Libertad»
Lejos de esos reproches, muchos dirigentes extranjeros homenajearon a Gorbachov, merecedor en 1990 del premio Nobel de la Paz por haber trabajado en pos de un mayor control de las armas nucleares y en la reducción de la tensión entre Moscú y Occidente.
«Le hizo a nuestro país y al mundo un regalo increíble. Nos dio 30 años de paz. Sin la amenaza de una guerra nuclear mundial. ¿Quién es capaz de hacer algo así?», declaró el periodista ruso Dimitri Muratov, premio Nobel de la Paz 2021.
La herencia de Gorbachov resulta ya lejana, con la ofensiva lanzada por Vladimir Putin en Ucrania y la aceleración de la represión en Rusia.
Svetlana Gannushkina, defensora de los derechos humanos en la Rusia postsoviética, pide no olvidar las reformas democráticas emprendidas por Gorbachov.
«Los que se muestran agresivos (con Gorbachov) hoy en día son gente que quiere volver al sistema soviético. Gente que era esclava y quiere seguir siéndolo», dijo Gannushkina a AFP.
«Y no quieren dar las gracias a quien les dio la libertad. Porque Gorbachov nos dió la libertad», asevera.
(Con información de Excélsior)