La mano del garrote
Julián Parra Ibarra
La dosis de toque de femenino, sensible y conciliador que se suponía habría en el sello de la primera presidenta de México, y que se intentó transmitir en el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, parece que se ha agotado. Las expresiones desde Palacio Nacional y sus secretarios, parece que ya no son tan delicadas ni empáticas, ya se advierte un tufo de enojo, de intolerancia y de proclividad a la imposición y al autoritarismo.
Las reacciones frente a los más recientes hechos, la marcha de la Generación Z y ahora las marchas y los bloqueos de transportistas y productores agrícolas del sector social, han detonado una molestia en el oficialismo, que más que atender las causas –como tanto y tanto nos vendían con el tema de la violencia-, han optado por el camino fácil de la descalificación, tratando de encontrar en la ultraderecha y ahora en cuestiones partidistas el origen de las expresiones de la gente harta de la violencia, la impunidad y el abandono de parte del gobierno federal.
Contra todo lo que diga la presidenta, en ninguno de los dos casos se atendieron las demandas de los ciudadanos ni se abrieron espacios para el diálogo y la concertación para desactivar las movilizaciones que se llevaron –que se llevan- a cabo. De los transportistas y campesinos, antes que atender las causas legítimas de sus reclamos, se apresuraron a decir que era un origen partidista, que porque muchos de ellos pertenecían al PRI, PAN y PRD, y efectivamente así es, pero muchos también son simpatizantes de Morena, y en el último de los casos, aunque todos fueran de otros partidos ¿no tienen derecho a manifestarse, a protestar?
Incluso la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, puso sobre la mesa el inicio de carpetas de investigación en contra de algunos líderes que pertenecen a los partidos opositores. Bueno, hasta Ricardo Monreal salió a atajar que no hay ninguna prueba de la acusación de la segunda de a bordo en el actual gobierno, pero de los que sí hay prueba es de los motivos de quienes protestan: sí hay extorsión, sí hay violencia, sí hay desamparo en el campo, sí hay irregularidades en la iniciativa presidencial para modificar la Ley de Aguas Nacionales, y pide que lo que hay que hacer es abrirles espacios y escuchar sus demandas que son justas y legítimas.
Hasta la propia presidenta la enmendó la plana a Rosa Icela Rodríguez, aunque no tuvo el valor de reconocer que se equivocó, afirmó que no hay tales carpetas de investigación pero que se ‘mal interpretó’ lo dicho por la secretaria de Gobernación.
Pero de que se advierte enojo y cada vez más intolerancia a los que disienten con el oficialismo o reclaman derechos ciudadanos. Han empezado a retirar la mano con la que saludaban, y empezando a mostrar la que tenían oculta en la parte de atrás y que sostiene el garrote.
X= @JulianParraIba








