Luis Alberto Vázquez Álvarez
El filósofo Nietzsche plantea esta idea: «¿Qué pasaría si un demonio te dijera que esta vida, tal como la vives ahora, la tendrás que vivir otra vez innumerables veces, sin nada nuevo, sin nada diferente?» El eterno retorno no es una afirmación científica, sino una prueba de fuego para tu vida: es “El peso más pesado posible; algo imposible de acabar por sí solo, siempre regresará”.
El conservadurismo, generador de odio terrible y sin ninguna oferta a favor de los pueblos, siempre ha sido derrotado, aplastado, humillado, pero como brasas humeantes de un fuego que encendió algún día sin alumbrar, solamente cegando a anencefálicos que les creyeron, termina por renacer, solamente para volver a morir.
En épocas modernas, después de la Revolución Francesa y la caída del imperio napoleónico, el príncipe Metternich citó en Viena a representantes de las monarquías absolutas de Europa a unirse, en lo que se conoció como el “Concierto de Europa” (1815) para luchar contra los revolucionarios de la ilustración, tanto de pensamiento como de acciones democráticas e intentar acabar con ese =Peligro= para sus países y a su vez reconquistar América por las naciones que ya la habían perdido. Su fracaso fue rotundo, como toda reacción conservadora, pero permitió el surgimiento de la “Doctrina Monroe” (1823) que ha servido para dominar y humillar a los países latinoamericanos por USA.
En nuestro país ha habido varias épocas en que florece la reacción conservadora sin dejar frutos, se marchita, pero deja semillas de maleza que retoñan para luego volver a ser arrancadas y destruidas por fuego popular.
Tras la caída del virreinato, el odio de los conservadores virreinales a Hidalgo, Morelos y Guerrero los llevó a elevar a Agustín de Iturbide como primer emperador de México; poco les duró el gusto, apenas ocho meses y hubo de abdicar para luego ser fusilado, Los conservadores se aferraron a otro dictador: Antonio López de Santa Anna, pero caerían finalmente con él y así acabaría el primer retorno al tradicionalismo anti-pueblo de México.
Tras la reforma de 1860 el odio conservador a Benito Juárez, nuevamente los motivó a ofrecer México a Napoleón III quien envío a Maximiliano de Habsburgo; él duró tres años murió fusilado.
Tras el triunfo de Madero en 1911, el odio de los porfiristas contra él y contra los revolucionarios los llevó a apoyar al chacal Victoriano Huerta. Tampoco duró mucho en poder; apenas 16 meses y luego triunfó plenamente la revolución.
En esta década del siglo XXI, el demonio nietzscheano aprendería que solamente con escuchar mentiras, necedades y montajes, resurgen llamaradas de las cenizas de los conservadores mexicanos, eternos perdedores; los narco concubinos PRIANistas; herederos de fracaso tras fracaso, siempre actuando igual, insistiendo en acusar de corrupción a sus contrarios; yendo al extranjero a buscar quien los apoye a recuperar sus privilegios espurios colaboracionistas de la destrucción externa a la patria, al ser defenestrados del erario; arropan evidencias fulminantes de sus peores congéneres, embarrando a sus máximos líderes y héroes políticos y hasta empiezan a traicionarse entre sí diciendo que van a separarse, dejando desamparados a sus promotores mediáticos, quienes desesperados por la falta de chayote lloran, tras esa enfermiza adicción que trastoca sus escasas luces intelectuales.
El retorno del nazi fascismo en España con Vox; en USA con maga y ahora en México sueñan resucitar sus privilegios espurios creando otro partido ultraderechista: “Somos México” promovido por dinosaurios y comparsas de la tragicomedia electoral del año pasado, destrozando vidas, dignidades y sentimientos; no ofrecen una sola propuesta a favor de pueblo, más bien protegen a usureros y evasores fiscales; lo que quieren es, sin exagerar, seguir viviendo del erario obteniendo recursos del INE y, lo peor, abrigados por personas honestas pero cuya capacidad intelectual es, indiscutiblemente, muy limitada.
¿Estaremos condenados los mexicanos al eterno retorno tradicionalista de enemigos de la patria y traidores que sueñan con traer príncipes extranjeros a que nos gobiernes, o al menos, que nos invadan?