domingo 9, noviembre, 2025

ANTÍTESIS PARADÓJICA ENTRE CENTENARIOS DE LA INDEPENDENCIA

Luis Alberto Vázquez Álvarez

Emocionado gozando el majestuoso desfile de este pasado 16 de septiembre y recordando momentos históricos vistos en documentales y la vida real, decidí utilizar esta figura retórica que significa un contraste entre ideas no solo fuerte, sino que parece ilógico o imposible, pero tiene sentido en un plano más profundo.

Septiembre de 1910. Un octogenario héroe militar de mil batallas y creador de una nación floreciente, con pasos firmes, mente clara e increíble agilidad para su edad, sube las escalinatas de la columna de la independencia y con fuerte y viril voz pronuncia inmortal discurso sobre los festejos patrios “…entrego esta obra que será el símbolo de la nación mexicana y reconocimiento mundialmente por muchísimos años…”.

Acompañado de diplomáticos de todo el orbe, en los últimos días ha inaugurado obras fastuosas, suntuosas que causaran la admiración de las naciones más avanzadas del mundo: “Museo Nacional de Historia Nacional”;  restauración majestuosa del Castillo de Chapultepec; Hospicio para pobres y varios hospitales públicos; Reloj Chino de Bucareli; Manicomio de La Castañeda; Hemiciclo a Juárez en la Alameda Central; escuela nacional para profesores; sin concluir el Teatro Nacional; lo que sería más tarde el “Teatro de Bellas Artes” orgullo mundial, la sede del congreso que se convertiría en el “Monumento a la Revolución”; el señorial Palacio Postal; múltiples obras hidráulicas y sanitarias como desagües y el “gran canal”, calzadas y parques adosados con monumentos donados por naciones amigas, nuevo lago de Chapultepec, y al interior del país teatros, monumentos, carreteras y edificios emblemáticos. También se emitieron billetes, monedas de oro y plata y timbres conmemorativos.

El Centenario de la Independencia en 1910 fue el escenario perfecto para que se mostrara al mundo una imagen de México como nación moderna, próspera y civilizada. Embajadores plenipotenciarios de todo el mundo disfrutaban diariamente de múltiples desfiles y hasta jolgorios que alegraron la vida a los mexicanos como los de pueblos indígenas, delegaciones militares y culturales de varias naciones, carros alegóricos y representaciones de momentos históricos. Inolvidables festejos que no han sido superados. Sobre la veracidad de lo narrado anteriormente existe suficiente evidencia periodística, literaria, fotográfica y hasta filmográfica.

Septiembre de 2010. Un enclenque dipsómano con la cara abotagada y enrojecida por el alcohol; enfundado grotescamente en una chaqueta militar que le queda tan grande como el cargo que ostenta y como única capacidad ser un auténtico Dunning-Kruger: con voz tartajosa y pasos inciertos, olor FeCal y mirada turbia, se dirige a un armatoste que ha costado mil trescientos millones de pesos; él le ha llamado “estela de luz” (el pueblo la intitula “La suavicrema”), terminada con casi dos años de retraso. Este beodo soñó sería el nuevo símbolo nacional; la sustitución del Ángel de la Independencia, pero solo ha causado desencanto e ironía popular. Culmen de la peor docena trágica de gobiernos destructivos de México, celebra con terrible corrupción y miseria histórico-política, un “Bicentenario de la Independencia” con la misma improvisación de Hidalgo quien actuó sin plan, sin sistema y sin objeto determinado. Si bien es cierto que el Palacio de Bellas Artes por causa del movimiento armado no pudo culminarse en tiempo, fue una realidad que sigue asombrando; en cambio, este amonado solamente levantó una larga barda para una supuesta refinería en el estado de Hidalgo que costo miles de millones de pesos y jamás se concluyó. En lugar de La Castañeda; colocó puras “primeras piedras de hospitales” que jamás se construyeron.

Así se celebró el bicentenario de nuestra independencia, pero su antecedente sucedió casi un año antes, en Hermosillo, Sonora, el episodio más doloroso de estas pre-festividades: los familiares de la primera dama de aquel momento, por negligencia culposa permitieron que se quemaran vivos 49 niños y más de cien quedaran con secuelas graves. Como corolario de esta conmemoración, una fingida guerra contra el narcotráfico de la cual él y sus subalternos son actores estelares.

Perdón por la etopeya prosopográfica entre estos dos personajes/festejos históricos, no pude evitarla al estudiar nuestra memoria patria y notar esas “sutiles diferencias” entre ambos. Qué triste desperdicio de bicentenario, ojalá y los mexicanos de 2110 si puedan gozar de un tricentenario digno de nuestra nación.

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