sábado 28, junio, 2025

ÉTICA DEL PODER

Luis Alberto Vázquez Álvarez

“Es uno bueno por un solo camino; malo, por mil”. Por lo tanto, la virtud es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad, consistiendo en este medio que hace relación a nosotros y que está regulado por la razón en la forma que lo regularía el hombre verdaderamente sabio. (Ética a Nicómaco; Libro II, capítulo VI)

Aristóteles con esas palabras establece que, a diferencia del pensamiento místico de su época, donde muchos sofistas creían que los dioses tenían el destino de los hombres ya predeterminado y que unos serían dichosos y virtuosos y otros infelices y viciosos. Él establece que la virtud es una actividad humana cotidiana, nadie nace predispuesto al bien o al mal, sino que se va formando con la práctica de sus sentimientos y que, para mantenerse en ella, navega constantemente entre las corrientes extremas que lo pueden conducir al desastre o la gloria,

Así pues, el bien se deriva de la razón soberana del ser humano, quien la ejecuta, en lo social, en la ciencia más fundamental de todas: la Política. Ella es la que determina cuales ciencias son indispensables para la existencia de los estados, y cuáles son las que los ciudadanos deben aprender, y hasta qué grado deben poseerlas. Además, es preciso observar que las ciencias más estimadas están subordinadas a la política. (ibidem: Libro 1 capítulo I).

Para los griegos, y para Aristóteles en grado superlativo, ética y política eran dos almas unidas en un solo cuerpo, la “Polis”; y todo lo que a ella se refiera resulta de vital importancia. Por lo que, ocuparse de los problemas de los ciudadanos era una virtud fundamental. De la política dependían todas las acciones humanas e incluso, las divinas. Herodoto al escribir la historia de las Guerras Médicas, plantea el dilema de los espartanos para marchar a la guerra en un momento de festividades políticas y místicas que nunca se habían suspendido; en cambio, los atenienses, aún ante el inminente peligro de la destrucción de su ciudad, anteponen sus programas políticos a las acciones militares.

Así pues, los políticos, quienes manejan la ciudad deben ser ciudadanos responsables y con una ética fuera de toda duda. La mayor pena para quienes incumplían estas premisas era la muerte civil, es decir, el olvido histórico, la prohibición de repetir su nombre so pena de muerte como sucedió con Eróstrato, el destructor del Templo de Diana.

Tratar de razonar con un mitómano narcisista es imposible en todos los campos de la vida comunitaria, máxime en la política. Creo que la presidenta de México ha equivocado el rumbo de las relaciones con el actual ocupante de la casa blanca; con bajarle todas las rayitas a su visión de dignidad, cayendo al nivel de sus adversarios y salir a decir públicamente que México vería bien la propuesta de postulación al premio Nobel de La Paz a Trump, bajarían mucho los arrestos a mexicanos allá, las remesas carecerían de impuestos; los bancos acusados de narcolavado serían absueltos y saldría el mentiroso patológico a decir que los mensajes de sus secretarias de seguridad y fiscal no quisieron decir “aquello” contra México que es el mejor país del mundo; un gran amigo de USA.

Maestro en cortinas de humo; al descubrirse sus mentiras en la “Guerra de los doce días”, Trump pide urgentemente “echar a la calle como a un perro” a periodista de CNN por haber demostrado la farsa en la destrucción de las instalaciones nucleares de Irán. Esa es la ética de un dictador; despreciar, insultar y nulificar la dignidad a los ciudadanos, ante su habitual mendacidad, urgentemente necesita que su pueblo voltee a otro lado; que mejor que injuriar, denigrar y hasta buscar invadir al vecino sureño, así salvaría sus fracasos económicos y militares, total, cuenta con el absoluto respaldo de los abyectos prianistas y conservadores de esa nación, aplaudidores de brutales acciones, justificándolas de democráticas y aunque en su país solamente las usen sus propios senadores, ellos tachan de tiránica cualquiera decisión de los otros, la misma ética naranja. Total: es fácil manipular a quien solo se mueve por dinero.

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