Jesús Vázquez Trujillo
‘La princesa arrodillada’

María Inés de Salm – Salm, nació en los Estados Unidos de América, en 1865, se casó con el príncipe prusiano Félix Salm – Salm.
Tras la derrota del ejército confederado, el matrimonio Salm -Salm, emigró a México en 1866 y se adhirió al Segundo Imperio.
Una vez derrocado Maximiliano, la princesa de Salm – Salm, fue a visitarlo a su prisión en Querétaro y le dijo que ella iría a rogarle al presidente Benito Juárez que le perdonara la vida.
Así que Inés de Salm – Salm, partió hacía San Luis Potosí, donde el presidente Juárez había instalado la capital de la República.
Y al tenerlo frente a ella, cayó de rodillas ante él y ahogada en llanto le solicitó clemencia para el archiduque.
Inmediatamente, don Benito la conminó a que se incorporara y serenamente le contestó ¡Señora, yo no soy quien le quita la vida a Maximiliano!
¡Son el pueblo y la ley, los que exigen su muerte! ¡Sí yo no hiciere cumplir la ley! ¡Ésta ley se volvería en mi contra!
Tras la negativa de don Benito y el fusilamiento de Maximiliano, los esposos Salm – Salm, regresaron a Prusia.
Félix de Salm – Salm, murió en el campo de batalla en 1871, durante el curso de la guerra entre Francia y Prusia.
Por su parte, la princesa María Inés de Salm – Salm, se dedicó a escribir sus memorias, de las cuales 30 páginas están dedicadas a su estancia en México.
