Redacción|LaOtraPlana.com.mx
Monterrey, Nuevo León.- Aunque el contexto geopolítico actual está marcado por complejos desafíos, conflictos e incertidumbre, la internacionalista y economista Shannon K. O’Neil, vicepresidenta y directora de estudios en el Council on Foreign Relations, compartió durante su participación en la pasada Reunión de Consejeros 2025 del Tec de Monterrey un panorama donde hay también oportunidades para construir un futuro más resiliente, próspero e inclusivo.
O´Neil explicó cómo el mundo ha transitado de una era de globalización hacia una lógica más regional, resaltando a los bloques económicos clave en América del Norte (donde se encuentra México), Europa y Asia (liderado cada vez más por China).
La experta también destacó el regreso de políticas mercantilistas, especialmente visibles en la política exterior de Estados Unidos, la cual prioriza el poder sobre las alianzas; “nos encontramos en un momento muy difícil. Estamos en un momento en el que hay guerras en Rusia-Ucrania, Gaza-Israel, y amenazas de guerra en el mar de China y en otros lugares del mundo. Creo que son amenazas que no hemos visto en décadas… Veo un panorama en el que (como sociedad) podemos salir de esto mucho mejor, más fuertes, más prósperos, más sanos, más vivos (…), pero también veo un camino hacia delante que puede ser mucho más difícil para más gente en el mundo”, señaló.
Bajo este enfoque, añadió que esto puede beneficiar a corto plazo a países como México, gracias a la cercanía que se tiene con Estados Unidos y el superávit comercial que actualmente mantiene. Aunque para fenómenos como el nearshoring pueda parecer desalentador el panorama, a un mediano plazo la incertidumbre podría reducir el apostar por estrategias que favorezcan la diversificación en el mercado, la retención del talento, su especialización y la innovación.
Sobre el papel de la tecnología, la experta mostró una visión “tecno-optimista” en la que subrayó que el auge de herramientas como la inteligencia artificial transformará industrias, pero también desplazará empleos y exigirá nuevas habilidades. Estos avances tecnológicos deberán ir acompañados de responsabilidad social, ambiental y un enfoque humano.
Bajo esta visión, la internacionalista destacó que la integración de la tecnología en la educación está cambiando la forma en que las universidades preparan a sus estudiantes, fortaleciendo capacidades relevantes para el futuro; de esta manera se estará configurando sociedades democráticas en las que se fomente un crecimiento económico integrador.
“La tecnología va a transformar a las industrias. Si hace 30 años fue la globalización de las mercancías, los próximos 30 años va a ser la globalización de los servicios; tal vez incluso en los próximos 10 años”, aseguró la especialista.
Resaltó la importancia de que, a medida que el mundo se va tecnologizando, se volverá más difícil saber qué es verdadero y qué no, por lo que será necesario fomentar el análisis para la toma de decisiones informadas.
La académica subrayó que la educación superior será clave para construir un futuro más democrático y justo; “todo lo que es singularmente humano o lo que nosotros, como personas, podemos aportar a un lugar de trabajo es irremplazable. Claro que es importante saber cómo utilizar la IA y otras tecnologías, pero no hay que dejar de lado lo que nos hace únicos”, concluyó.
Finalmente, hizo un llamado a las universidades para brindar una educación más amplia, abierta e inclusiva, en la que el entorno diverso pueda mitigar los riesgos del extremismo y el autoritarismo, tendencias que van en aumento en el panorama social.