A CONTRAPIÉ

Juan Antonio Martínez Barrios

De taxistas borrachos

Con razón más que justificada, los familiares de Diana de la Cerna Pérez exigen que se aplique todo el peso de la ley contra el taxista que en estado de ebriedad la atropelló intencionalmente y la arrastró por más de un kilómetro hasta causarle la muerte.

Las autoridades estatales y municipales no pueden estar vigilando a cada una de las miles de unidades del servicio de transporte público que circulan por la ciudad. Pero sí pueden tomar medidas que obliguen a la prestación de un servicio que se acerque a la calidad, por lo menos que sea responsable. Es mucho lo que no han hecho o han dejado de hacer las autoridades, lo que ha derivado en que, en este caso los taxistas tomen la ciudad como propia, sin respeto a los reglamentos, que circulen con unidades en mal estado, tanto física como mecánicamente, autos con golpes visibles y sucios. Y en cuanto a la presentación de los choferes, que la gente prefiera el servicio de plataforma (Didis y Uber) lo dice todo.

Pero eso parece ser el menor de los problemas. Que un chofer ande briago en un taxi y se dedique no a llevar pasajeros sino a robar autopartes en compañía de un cómplice es simplemente inaceptable. Porque de acuerdo con las autoridades, Juan Ernesto “N” y José Roberto “N” tienen antecedentes de que ya habían sustraído acumuladores de otros vehículos particulares.

Que un taxista, en estado de ebriedad, utilice su vehículo para robar autopartes y no vacile en atropellar y arrastrar por doce cuadras a quien se oponga a los delitos que comete, habla de que la base de taxis a la que pertenece, no se preocupa por lo que andan haciendo sus choferes y que no hay autoridad alguna que los someta a una supervisión, a una revisión de las unidades, a un examen mínimo o revisión a los conductores.

Y es que no se trata solamente del Taxímetro Express, sino en general las líneas o bases de taxis que hay en la ciudad las que están muy lejos de ofrecer un servicio de calidad. Se tienen que implementar medidas estrictas para que no haya más taxistas borrachos y ladrones, dispuestos a atropellar y arrastrar personas hasta su muerte.

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