Raúl Adalid Sainz
El documentalista español Javier Espada, viaja con su cine al mundo de vida de Luis Buñuel.
Un apasionado del gran cineasta aragonés, paisano directo de don Luis, pues es su coterráneo del pueblo de Calanda, en la provincia de Teruel. Director y fundador del «Centro Buñuel de Calanda».
El pasado sábado 22 de febrero del 2025, presentó junto al cineasta Armando Casas, su documental: «Tras Nazarín»; filmado en el año 2014. Un documento vivo que persigue las huellas de filmación de la película «Nazarín», de Luis Buñuel, por tierras mexicanas.
Javier, en su búsqueda de la obra de Buñuel, encuentra en la filmoteca de España, mil fotos de scouting hechas por don Luis, para el posterior rodaje de la película «Nazarín». Javier Espada, toma a Rocinante y cuál Quijote, se va en busca de aventuras a encontrar en México los lugares de filmación de aquel rodaje.
Javier va componiendo en este peregrinar su rodaje, su «Rocinante», es su cámara. Sus aventuras: los testimonios de los participantes vivos de aquel rodaje. Apuntes de partidarios irredentos de «Nazarín», como los cineastas, Arturo Ripstein, Carlos Reygadas, el escritor José de la Colina. Así como entrevistas rescatadas a Buñuel, hechas por el guionista y maestro cinematográfico, Tomás Pérez Turrent.
Los testimonios de participantes vivos de la película, son oro molido. Escuchar las experiencias de rodaje de las actrices: Rosenda Monteros, Pilar Pellicer, y de don Ignacio López Tarso, son acercarnos a ese mundo onírico real del giratorio fílmico de Buñuel. Escuchar y ver al cineasta Carlos Saura, es sentir la honda inspiración que don Luis creó en el director.
«Tras Nazarín», es conocer el mundo interno creativo de Buñuel, es saber su precisión, su saber que quería de una película y un rodaje, es ver cómo se dirigía a sus actores, su soledad creativa, apartándose para comer durante el rodaje, es ver su mirada intensa vislumbrando una secuencia. Es enterarse que Buñuel tenía predilección por dos actores: Paco Rabal y Fernando Rey, uno simbolizaba su parte popular festiva, el otro era su distinción, su elegancia.
«Tras Nazarín», es vislumbrar el estado de Morelos, convertido en la nostalgia de Buñuel por Calanda. Este road movie, de la película de Buñuel, es traslucido perfectamente por Javier Espada en su documental. Es un eco del factor inspiratorio que lo lleva a filmar. Javier hace un road movie de su búsqueda.
Remover esas cenizas es sentir que «Nazarín», está más viva que nunca. El bien es visto como un mal para el actuar del sinsentido del hombre. Es un estorbo. La sentencia en diálogo del personaje del buen ladrón, encarnado por López Tarso en «Nazarín», es profético: usted para el lado bueno, yo para el lado malo, al final de cuentas ninguno de los dos servimos para nada «, dice contundente al padre «Nazario», en aquellas mazmorras de celda.
Un entrañable documental hecho con el corazón apasionado. Las locaciones vistas al tiempo parecen susurrar en alma viva. La poesía en imagen del mundo de Buñuel dicen mundos alcanzados por el gran cineasta. Ahí está el valor de este documental que nos entrega Javier Espada, este parece decir: las cenizas están más que vivas. Nos son universales, Buñuel en la absoluta vigencia crítica.
El documental termina con ese gran final de «Nazarín», al compás de los tambores de semana santa en Calanda. Esos sentenciales del mundo roto de un cura Quijote. Esos que parecen cantar la desventura de un alma buena. Esa que seguramente poseía don Luis Buñuel.
Nota: En la foto acompañamos a Javier Espada, en la Cineteca Nacional, después de la exhibición de «Tras Nazarín», la directora de casting y manager de actores, Elvira Richards, y un servidor, Raúl Adalid.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan