miércoles 25, diciembre, 2024

Dogma de Fe

Marcos Durán Flores

La navidad y las mentiras piadosas

La mayoría de los cristianos de hoy, probablemente, no podrían imaginar celebrar la Navidad en cualquier otro día que no fuera el 25 de diciembre, pero no siempre fue así. De hecho, durante los primeros trescientos años de la existencia del cristianismo, el nacimiento de Jesús no se celebró en absoluto.

Las fiestas más significativas de la religión fueron la Epifanía el 6 de enero, que conmemoró la llegada de los Reyes Magos después del nacimiento de Jesús, y la Pascua, que celebraba su resurrección. La primera mención oficial del 25 de diciembre como un día de fiesta en honor de su nacimiento aparece en un calendario romano temprano del 336 del actual ciclo histórico.

Antes de eso, diversas corrientes al interior del cristianismo no creían que María, la madre de Jesús, hubiera concebido por obra del Espíritu Santo. Sabemos que eso es imposible. Se sabía que Jesús tuvo hermanos, y Santiago fue uno de ellos y se le menciona en la Biblia. ¿Jesús nació realmente el 25 de diciembre en primer lugar? Probablemente no.

La Biblia no menciona la fecha exacta. Y la historia de la Natividad contiene pistas contradictorias. Por ejemplo, la presencia de pastores y sus ovejas sugiere un nacimiento de primavera. Es muy probable que cuando los funcionarios de la Iglesia establecieron el 25 de diciembre a finales del siglo 3, pretendieron que la fecha coincidiera con los festivales paganos que honran a Saturno (dios romano de la agricultura) y Mitra (dios persa de la luz), que con el tiempo fue también adoptado por los romanos en la figura del Sol Invictus.

En ese tiempo, los romanos reconocían su dependencia al curso anual del sol en los cielos, celebrando fiestas alrededor del solsticio de invierno en diciembre, cuando los días son más cortos. Antes de eso, no era aceptada la historieta esa de la matanza de niños, mucho menos la de los Reyes Magos o de Oriente, y que tampoco Jesús se había presentado a los 12 años ante los maestros en el templo para dejarlos maravillados por sus conocimientos. Además, en ese tiempo, en el de Jesús, la tasa de analfabetismo era del 98 por ciento.

Jesús no sabía leer ni escribir y su posición en la jerarquía social lo ubicaba en el peldaño más bajo, así que no disponía de la educación formal para debatir de teología con los escribas y los fariseos. Lea usted la historia egipcia de Osiris y el nacimiento de una virgen; la resurrección y hasta la presentación ante los notables del pueblo ya habían sucedido.

De milagros ni hablar, la ciencia ha dicho mucho al respecto. Jesús no levantó a Lázaro de la muerte, tampoco curó a los leprosos o a los ciegos y no hizo cosas tan mundanas como convertir el agua en vino; mucho menos resucitó.

De los otros ritos, costumbres y leyendas que hoy celebraremos destaca Santa Claus, que se basa en San Nicolás de Bari, obispo de Myra en Turquía, un hombre de enorme bondad con los niños y cuya figura fue adoptada después por los países escandinavos.

El árbol de Navidad es una tradición alemana del siglo 16 que recogió la tradición cristiana de adornar las casas, y la estrella en la punta del árbol tiene origen filipino. El hábito de regalar en esta temporada fue adaptado de la historia de los Tres Reyes Magos. En resumen, la Navidad y su celebración, sabemos gracias a la evidencia disponible, fue una decisión de la burocracia cristiana que reemplazó los días de fiesta paganos por los días santos de Dios.

Y esto no tiene nada de demoniaco, porque, al final, la adopción y transformación de esas fiestas hizo más fácil convencer a los súbditos paganos de Roma de aceptar el cristianismo como la religión oficial del Imperio.

Fue así que, con el transcurso de los años y los siglos, todo cambió, y la celebración de la Navidad se extendió por todo el mundo occidental. ¿Entonces se trata de una gran impostura lo que celebraremos esta noche? Sí, ¿importa? Eso depende de usted, porque independientemente de si la Navidad es una celebración basada en hechos reales, a lo que no podemos escapar es a su magia.

A que sea el motivo perfecto para reunirnos con la gente que queremos y celebrar por una noche, estar en paz. Y aunque al final no lo lograremos, por lo menos lo habremos intentado. Feliz Navidad a todos.

@marcosduranfl

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