Jesús Vázquez Trujillo
La navidad en que Quetzalcóatl sustituyó a Santa Claus
El 27 de noviembre de 1930, apareció en la primera plana de los periódicos de mayor circulación nacional, la noticia de que la figura de Quetzalcóatl, la mayor deidad azteca sería utilizada en lugar de Santa Claus, para traer regalos a los niños ese 24 de diciembre.
La descabellada idea surgió unos días antes, el 22 de noviembre durante una comida que sostuvieron el presidente Pascual Ortiz Rubio y el subsecretario de Educación Pública, el Lic. Carlos Trejo y Lerdo de Tejada.
Cuando los reporteros le preguntaron al funcionario federal, porque había tomado esa decisión, contestó que era para aumentar en los niños mexicanos el amor por nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestras raíces prehispánicas.
Ya que la figura de Santa Claus fue importada de la Unión Americana y por lo tanto su origen era anglosajón.
Y recordemos que los gobiernos emanados de la revolución eran sumamente nacionalistas y patrioteros.
Obviamente la iniciativa del gobierno federal fue repudiada en forma generalizada por la opinión pública, pues siendo mayoritariamente católica, la población vio en esa iniciativa una nueva afrenta a la religión.
Sin embargo, pese a la oposición el gobierno siguió adelante con su extravagante idea de “mexicanizar” la navidad.
Por ello, el 4 de diciembre la Lotería Nacional, efectuó un sorteo en honor a Quetzalcóatl, cuyo premio serían $60,000.
Por fin, el 23 de diciembre de 1930, se llevó a cabo la ceremonia en el estadio nacional, donde se montó una maqueta de tamaño natural del templo de Quetzalcóatl.
Al evento fueron invitadas delegaciones de la Cruz Roja, instituciones de protección a la infancia, el cuerpo diplomático internacional y por supuesto miles de niños.
Después de entonar el himno nacional, dio inicio el evento con la aparición de los Reyes Magos. Símbolo de la herencia colonial española.
Y finalmente apareció Quetzalcóatl, quien subió a su templo y desde ahí comenzó a repartir juguetes, dulces, golosinas y suéteres rojos a los niños asistentes.
Para concluir el evento, se volvió a entonar el himno nacional y los asistentes procedieron a retirarse a sus casas.
Aunque dicha “celebración navideña”, causó la burla e indignación de los ciudadanos y a modo de sarcasmo, decidieron cambiarle la letra a la letanía que se entonaba para pedir posada.
La “sátira navideña”, sonaba más o menos así:
En el nombre del Anáhuac,
Os pido posada,
Porque así lo quiso,
El cabrón de Lerdo de Tejada
(En alusión al subsecretario de Educación Pública, Lic. Carlos Trejo y Lerdo de Tejada)
Sin embargo, esa fue la única vez que Quetzalcóatl sustituyó a Santa Claus, pues el gobierno ya no quería enfrentamientos con la iglesia, ni el estallido de una nueva guerra civil.