lunes 23, diciembre, 2024

‘Modelo Antiguo’ de Raúl Araiza

(Mi homenaje a una gran película de dos actores que están entrañables: Silvia Pinal y Alonso Echánove)

Raúl Adalid Sainz

A Carmen, una locutora radial, le han dictaminado pocos meses de vida. Decide contratar un chofer y recorrer en su viejo Cadillac sus recuerdos, su amor por el centro del DF, redimir su pasado y abrirse a la vida al lado de su recién contratado conductor Juan.

1992 fue el estreno de esta cinta. La vi en su momento. Me gustó. Pero el sábado pasado la volví a ver y le encontré un gusto que en su momento no aprecié. Lo descubierto fue la sencillez. El buen oficio narrativo, sin pretenciones de Raúl Araiza. La evocativa musicalización (canciones de Agustín Lara), la dirección detallada de arte de Gloria Carrasco, locaciones maravillosas del centro de la ciudad de México, volver a ver el «Restaurant Prendes», que por desgracia lo cerraron, una ambientación de pasado y presente muy bien recreadas, resaltadas en la espléndida fotografía preciosista e íntima de Rosalío Solano (Los Hermanos del Hierro, El Principio, Llovizna, Tlayucan) fue «Modelo Antiguo», su última película.

Dos entrañables actuaciones: la de «Carmen», interpretada con una gran sobriedad cinematográfica por la sonorense Silvia Pinal y un fino e inolvidable trabajo de caracterización de mi compañero amigo Alonso Echánove. Ganador del «Ariel» a mejor actor por su interpretación de «Juan». Extraordinarios y entrañables los dos. Un muy buen trabajo en contención cinematográfica de Juan Carlos Colombo.

La película es una historia de amor. Amor por la vida, por la sorpresa, por el encuentro, por respirar en compañía, por compartir, por recordar y sanar, por bailar, por comer tacos de gusanos con aguacate en Prendes, por oír a Paquita la del Barrio, por tomar una copa de «Chablis», o una cuba libre, por ver la ciudad de México en mirador nocturno, por pasear por el centro del DF oyendo a Lara al compás de «rosa la más hermosa», o «mujer divina tienes el hechizo que fascina».

Una época se levanta al viaje de un viejo Cadillac. Los pesados recuerdos también laceran el alma; pero una luz da vida a los últimos meses de existencia. Juan da encanto con su naturalidad al último viaje de Carmen.

Raúl Araiza fue un director que siempre extrañé por su buen quehacer cinematográfico en sus dos primeras películas. «Cascabel», su ópera prima, y «En la Trampa», su segunda cinta. Se dedicó hacer un cine de no muy buena calidad y a dirigir telenovelas. En «Modelo Antiguo», volvió a mostrar su buen oficio de director.

Las buenas películas de amor no abundan en nuestra cinematografía mexicana. Quizá se deba a lo que un día me dijo, mi maestro y amigo, el director Juan Antonio de la Riva, en el sentido de que al cineasta mexicano le da miedo ser cursi, poco más o menos, así me dijo. Creo que tiene mucha razón, para hablar de amor se debe ser cursi, ahí está el secreto subyugante. Bien logradas en el discurso coherente de guion, y narrativa cinematográfica, son maravillosas estas películas. Si no pregúntenselo a: «Casa Blanca», a «Doctor Zhivago», o a la espléndida argentina, «El Hijo de la Novia».

PD: Este escrito lo hice un día de junio de 2015. Hoy lo revivo como un homenaje a Silvia Pinal y a mi querido Alonso Echánove. Espléndidos ambos en esta película. Logrando eso que llamamos los actores, «química», que no es más que verse, oírse, olerse, sentir el tacto de la piel, gustarse amorosamente, compartirse, como es el caso de su unión en esta película. Un noviembre del 2021, vi por última vez a Alonso Echánove en su casa en Guanajuato. Le pregunté que cuál era su película favorita de las que había hecho, me dijo convencido: «Modelo Antiguo».

La existencia tiene sus secretos, en la película muere primero «Carmen» (Silvia Pinal), en la vida real, «Juan» (Alonso) se nos fue primero. En la secuencia final de la película, «Juan» lloraba la partida de «Carmen», en aquel Cadillac negro estacionado en la acera, teniendo dos marcos: la iglesia de la Santa Veracruz, y enfrente, la alameda central de la Ciudad de México. Hoy, México Tenochtitlan, llora la ausencia de aquellos que se enamoraron en su fascinante e idílico escenario. «Carmen» y «Juan». Silvia y Alonso. Vivos por fortuna por la perdurabilidad del cine.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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