miércoles 13, noviembre, 2024

Los grandes actores, directores, y guionistas, del cine mexicano de los sesentas y setentas, nos están diciendo adiós

Raúl Adalid Sainz

Esos grandes histriones y realizadores mexicanos que conquistaron y dieron senda a mi educación sensible, por medio del cine mexicano de los sesentas y setentas, nos dicen hasta luego.

Vienen a mi mente aquellos caifanes: Sergio Jiménez, Eduardo López Rojas, Oscar Chávez, Enrique Álvarez Félix, que han partido, dejando su viveza lúdica de actores inmortalizada en esa gran película, «Los Caifanes», de Juan Ibáñez, qepd.

Viene al recuerdo «El Escapulario», de Servando González, qepd, y la partida de la actriz Ofelia Guilmáin, el hasta luego de mi querido Jorge Lavat, mis paisanos Carlos Cardán, José Chávez Trowe, los buenos trabajos de Enrique Lizalde, Eleazar García «Chelelo», Jorge Russek, Manuel Dondé, Enrique Aguilar. Gran película de suspenso, de excelente guion y realización de Servando González.

Cómo olvidar a Columba Domínguez, Ignacio López Tarso, Tony Aguilar, y el lagunero de crianza y corazón, Julio Alemán, en la extraordinaria película, «Los Hermanos del Hierro», de Ismael Rodríguez. Todos ellos en el escenario eterno.

«Tiempo de Morir», de Arturo Ripstein, y el gran trabajo interpretativo de Jorge Martínez de Hoyos, y Enrique Rocha. Los dos buscando redención eterna por la venganza de matar y defensa de morir.

Me duele el no ver en vida a mi querido y admirado Claudio Obregón, y ese recuerdo de claridad revolucionaria mexicana, con su película: «Reed, México Insurgente», del inteligente cineasta Paul Leduc, qepd.

Veo al enloquecido «Gabriel», encerrando a su familia en «El Castillo de la Pureza», de Ripstein; ese magistral retrato creado por mi extraordinario compañero actor Claudio Brook; Rita Macedo, su esposa de ficción en esa cinta, estaba maravillosa; también la gran Rita, en otra bóveda universal. Gran película dirigida por Arturo Ripstein, por fortuna con vida, y creativo.

Recuerdo la simpatía de Pedro Armendáriz, y que lo pude felicitar, muchos años después, por su «Tarzán», en la película «Cadena Perpetua», de Arturo Ripstein. Muchos actores de esa gran cinta han partido: Eduardo Borja, Narciso Busquets, Pilar Pellicer, Rodrigo Puebla, perdón las omisiones.

Viene «Matinée» a la remembranza, de mi inolvidable maestro Jaime Humberto Hermosillo, qepd, y aquellos sus actores tan queridos, mis inolvidables: Héctor Bonilla, Manuel Ojeda, y mi entrañable compañero actor, Farnesio de Bernal. Que Dios me los cuide.

Abro el paréntesis para el in memoriam, a la recién partida de Ana Ofelia Murguía. Maravillosa en cintas como: «El Apando», «Las Poquianchis», ambas dirigidas por Felipe Cazals, qepd, «Naufragio», de Jaime Humberto Hermosillo, «La Reina de la Noche», de Ripstein, y aquel entrañable cortometraje, donde la conocí, llamado «La Caja», de Jaime Ruiz Ibáñez. Aclaro, «La Reina de la Noche», es de 1993.

Se fueron Fernando Balzaretti, Bruno Rey, y muchos otros grandes actores de la cinta, que fue de las primeras cintas mexicanas de los setentas que me cautivaron, aquella llamada, «El Principio», del talentoso director Gonzalo Martínez, que en gloria esté.

Cómo olvidar a mi querida y admirada Marthita Navarro, y su gran trabajo interpretativo en «La Pasión Según Berenice», de Jaime Humberto Hermosillo. Ahí también me vienen a la memoria, Emma Roldán, Blanca Torres, Pedro Armendáriz Jr, los cuatros maravillosos, en esa película que me encanta de Jaime Humberto. Todos ellos filmando en el Aguascalientes de otra morada.

También de Hermosillo, Aquellas Apariencias que Engañan; esas resquebrejaduras de la sociedad que se callan, y en lo oculto descubrir que Isela era Adriana y era Adrián. La gran Isela Vega nos dijo adiós con todo su encanto de actriz y de mujer.

Aquel barrio bravo en «Chin Chin El Teporocho», del querido Gabriel Retes, y actores inolvidables como Dolores Beristáin y el extraordinario Aarón Hernán. Los tres descansando en paz, y contentos por lo mucho que nos dieron.

«Los Albañiles», del gran Jorge Fons, qepd, y una pléyade de actores ya fallecidos: la gran actriz, Katy Jurado, «Resortes», David Silva, Gerardo «El Chiquilín», y el gran guionista de este filme, Vicente Leñero.

«El Lugar Sin Límites», y tantos admirados actores que partieron: Gonzalo Vega, con quien siempre quise trabajar, y se me hizo alternar con él, Don Fernando Soler, Martha Aura, el gran Roberto Cobo, y su inolvidable «Manuela», la querida paisana Carmen Salinas, Hortensia Santoveña, y su «Cloti», y dejo al último el recordar a mi amigo entrañable Julián Pastor. Cuando Julián y yo nos conocimos en la película «Familia Gang», nos reíamos cuando le recordé su sorpresa y enojo, al descubrir a su cuñado «Pancho», Gonzalo Vega, besándose con la «Manuela», el gran personaje creado por Roberto Cobo.

Viene a cuento de la rememoranza, una película que me encanta, una comedia extraordinaria de mi querido Julián Pastor: «Estas Ruinas que Ves». Ahí hay mucho adiós. Rafael Banquells, Guillermo Orea, Fernando Luján, Víctor Junco, Jorge Patiño, Roberto Dumont, Gerardo Moscoso, Ariadna Welter. ¡Qué entrañable película!

Y qué decir de «Mecánica Nacional», de Luis Alcoriza, qepd, esa cinta que es como un lienzo del comportamiento del mexicano. Ahí la memoria viaja a fallecidos de mucho talento: Manolo Fábregas, Gloria Marín, Pancho Córdoba, Héctor Suárez, Alejandro Ciangherotti, Fernando Casanova, Alma Muriel, «Pato» Castillo, Víctor Alcocer, Luis Manuel Pelayo, y muchos actores más que dieron gran vida a esta película, que es ya un clásico.

Leonor Llausas, y su gran trabajo como una de las «Poquianchis». El extraordinario Enrique Lucero, y (su hijo de puta) así definido por el director de la película, «Canoa», Felipe Cazals, en el papel Lucero, del terrible cura. David Reynoso, Gabriel Retes, Aarón Hernán, Amparo Rivelles, Carmen Montejo, Anita Blanch, Lucía Guilma’in, Octavio Galindo, Agustin Isunza, Martín Lasalle, todos ellos extraordinarios en «Presagio», de Luis Alcoriza, qepd, todos ellos, los mencionados, que en gloria estén. Perdón las omisiones, eran muchísimos los actores.

Los protagonistas de la gran cinta «Canoa», todos ellos magistrales, y en otra atmósfera universal: Jaime Garza, Arturo Alegro, Roberto Sosa, padre, Gerardo Vigil. También en el adiós, y actores de esa película: Juan Ángel Martínez, Memo Gil, Jorge Fegan, Álvaro Carcaño, César Sobrevals, Juan López Moctezuma.

«Llámenme Mike», de Alfredo Gurrola, y ese extraordinario trabajo de caracterización interna para el insólito personaje de «Mike», por el gran actor, Alejandro Parodi, qepd. Sin olvidar a Mario Hernández, realizador de cine, que aquí en esta película trabajo como actor; así mismo, recuerdo al gran director teatral y actor Juan José Gurrola, como «El Rojo», los dos directores, en el escenario eterno.

Por fortuna están con nosotros muchas actrices y actores de esos tiempos sesenteros y setenteros de nuestro cine: Blanca Guerra, Paty Reyes Spindola, María Rojo, Delia Casanova, Tina Romero, Diana Bracho, Tina French, Gina Moret, Elpidia Carrillo, María De La Luz Cendejas, Aurora Clavel, Luisa Huertas, Angelina Peláez, Martha Verduzco, Lety Perdigón, Julieta Egurrola, Silvia Mariscal, Evangelina Martínez, Gastón Melo, Salvador Sánchez, Arturo Beristáin, Lucha Villa, Carlos Chávez, Luis Couturier, Erick del Castillo, Jorge Victoria, Alfonso Arau, Julissa, y grandes actores que están con nosotros, y no mencionados; la memoria es traicionera. Muchos no referidos, pero todos ellos admirables, pues han construido la historia de nuestro cine.

Por eso quise honrarlos, a los referidos, y a los que no también. Al final de cuentas, ellos están presentes en la perdurabilidad del cine. Esta reflexión se dio de tiempo atrás y no la había escrito. Con la partida de Ana Ofelia Murguía, cobró fuerza notable. Grandes actrices, actores, directores y guionistas de ese tiempo (Xavier Robles, Tomás Pérez Turrent, Gabriel García Márquez, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Francisco Sánchez) nos han dicho un hasta luego.

Mucho nos han dado todos ellos, y ahí está el legado cinematográfico para honrarlos y adorarlos siempre. Al menos, mientras haya memoria consciente histórica.

Dejo para el final, el recuerdo para un actor que caló muy hondo en mí: Ernesto Gómez Cruz. Mi ídolo cinematográfico, y que por fortuna le pude decir en vida mi profunda admiración, con un escrito que le hice para un homenaje, que mi querido maestro, y gran cineasta, Juan Antonio de la Riva, le brindó en Cineteca Nacional. Qepd, nuestro querido Ernesto.

Felicidades vivas en día de muertos a nuestro cine. ¡Que sigamos haciendo memoria viva y trascendente con nuestro cine mexicano!

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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