Enrique Martínez y Morales
Cuando enfermamos o nos lastimamos por algún accidente, de inmediato nuestro cuerpo comienza sus protocolos de sanación y regeneración. Lo que hacen las medicinas y terapias es ayudarlo en su función curativa. Pero cuando la que enferma es la mente, por alguna extraña razón y a diferencia del cuerpo, esta no se cura sola.
La salud mental sigue siendo un tema tabú, del que no se habla lo suficiente. Se refiere, en términos sencillos, al bienestar emocional y psicológico de las personas. No se trata solo de estar libre de enfermedades mentales, sino de cómo manejamos el estrés diario, tomamos decisiones, nos relacionamos con los demás y disfrutamos de la vida.
En la actualidad, muchas personas experimentan problemas de salud mental sin siquiera saberlo. El estrés crónico, la ansiedad y la depresión son condiciones cada vez más comunes y pueden tener un impacto devastador si no se tratan a tiempo. Estas corren mayores riesgos de desarrollar enfermedades físicas como problemas cardíacos, trastornos del sueño y debilitamiento del sistema inmunológico, que luego deriva en cáncer y otras calamidades.
En México las cifras son alarmantes. Se estima que tres de cada diez mexicanos, experimentará un trastorno de salud mental en algún momento de su vida. Aún más preocupante es que, según un informe del Instituto Nacional de Psiquiatría, el 75% de las personas que lo padecen no reciben tratamiento adecuado. Esto puede deberse a la falta de recursos, falta de información o el temor al estigma social.
¿Qué podemos hacer para mejorar la salud mental? El primer paso es reconocerla como una prioridad. Las siguientes propuestas pueden marcar una diferencia significativa en la vida de muchas personas:
1.- Es fundamental que los servicios de atención psicológica y psiquiátrica sean accesibles para todos. Esto incluye aumentar la oferta de profesionales en centros de salud públicos y crear programas comunitarios que faciliten el acceso a terapia, como ya lo estamos haciendo bajo la directriz de Inspira Coahuila y la participación de todas las dependencias involucradas.
2.- Romper el estigma: muchas personas no buscan ayuda porque creen que hacerlo es un signo de debilidad o porque temen ser juzgadas. Para sensibilizar a la sociedad debemos hablar abiertamente del tema.
3.- La prevención es esencial. Pequeñas acciones como el ejercicio regular, una alimentación balanceada y la meditación pueden tener un impacto positivo en el bienestar emocional.
Según las estadísticas nosotros, o alguna persona de nuestro círculo familiar padece o padecerá alguna enfermedad relacionada con la salud mental, por lo que es un tema que nos concierne a todos.
En la medida en la que nos involucremos en el tema, podremos prevenir y ayudar, e incluso salvar la vida de muchas personas, principalmente de nuestros seres queridos.