viernes 4, octubre, 2024

MERCERÍA

PRESIDENTA

Sandra Sierra Limones

Mi abuelita no lo hubiera creído. Para ella la política era cosa del diablo. Un día, cuando la demencia vascular hacía cada vez más mella, con tal de mantenerle ocupada la mente le iba mencionando los presidentes, desde Venustiano Carranza, y las acciones más importantes que realizaron. Cuando quería que me repitiera qué habían hecho los presidentes, irremediablemente me respondía: “se robaron el dinero”.

A mi abuelita no le interesaba la política ni tantito. Y hubiera sido una increíble funcionaria. Crio a 10 hijos con un kilo de harina y un puño de sal: les dio carrera universitaria a los varones y como mandaban los cánones de la época, una carrera técnica a las mujeres que les permitiera placearse para conseguir buenos maridos. Yo quiero saber de un secretario de Hacienda con esos logros.

Mi hija salió de la primaria exactamente 100 años después que mi abuela. A mi hija si le interesa la política: a los 5 años traía una libreta donde anotaba a los que quisieran votar porque quería ser presidenta de la República. Todos nos reíamos de la ocurrencia. Ya nos vamos a reír menos…voy a guardar la libreta.

Ver a Claudia con la banda presidencial, es un sueño. Es un suspiro por las que no están, por las que escribieron la historia de nuestra nación sin saber escribir, por las heroínas que no están en los libros ni en la historia, porque todo lo hicieron en silencio… calladas… procurando ser invisibles y no molestar las buenas conciencias de los caballeros que siempre tenían la razón.

Claudia carga con una enorme expectativa: hacer política con aroma de mujer: con la verdad por delante, la compañera presidenta debe reconocer la deuda que se tiene con las mujeres y que no llegamos todas, que las buscadoras siguen sin esperanza, escarbando con pura fe, que las mujeres siguen siendo asesinadas por los que les ofrecieron amor y cuidado, que las niñas son violadas en el espacio público y privado y que la justicia llega muy de vez en cuando, tarde y sesgada, y que el problema no es el odio heredado al poder judicial federal, sino las fiscalías y el poder judicial local.

Claudia tiene un ejército que debe reconocer, valorar y utilizar a su favor. Somos muchas mujeres que queremos política diferente, política de todos los colores, política multicultural como somos nosotros, como somos todas, política sin mentiras, política donde lleguen las y los mejores, y no los más amigos, los compadres y las familias que hacen ver chiquito e insignificante  a Mario Puzzo y su novela del Padrino.

Claudia tiene todos los méritos para estar donde esta. Yo no sé si fue una decisión caprichosa del caprichoso expresidente, pero está donde debe de estar, ahora necesita estar acompañada por quien pueda decirle que no, matizarla, ser incómoda, retarla, y hablarle de lo que nadie le va a querer hablar, porque son muchos los que van a intentar hacerla ver como una amalgama de Tonatzin, Coatlicue y Xochiquetzal.

Que gusto decir: Presidenta.

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