Raúl Adalid Sainz
Una película universal de todos los tiempos de Vittorio de Sica. De una gran y terrible vigencia por la contundente temática.
Después de la joya que había dirigido De Sica con «Ladrón de Bicicletas», nos regala para la posteridad esta pureza cinematográfica dedicada a su padre.
Umberto Domenico Ferrari, personaje central, es la composición dedicada a su progenitor.
No sé si en la vida real sería así el señor, pero la película retrata la soledad de un anciano que vive con su perrito «Flike», en una casa de huéspedes. Sus condiciones son de estrechez por la mísera pensión recibida.
De Sica posa su mirada en la angustia de vida de esos seres, pero también en la indiferencia humana ante estas circunstancias. Umberto Domenico, encuentra apoyo en la servidora doméstica de la casa de huéspedes (María), mujer de pueblo, quien está embarazada y desdeñada por un soldado de quien cree es el progenitor de su hijo; pues se ha relacionado con dos hombres del ejército, uno de Nápoles y otro de Florencia.
En el dolor, Umberto y María se acompañan y se ayudan. «Flike», un perrito maravilloso es el compañero del anciano. De una pequeña anécdota, De Sica, narra espléndidamente la historia de vida. Apoyado en un gran guion del escritor Cesare Zavattini (Ladrón de Bicicletas, Milagro en Milán).
Es el suceso del mismo suceso. Un realismo que es la vida misma, con su tiempo como es, con lo inexplicable. Como un reloj que marca los segundos de la nada. Una fotografía de Aldo Graziati espléndida, misma que explora, que cuenta en detalle del blanco y negro pedazos de vida. Roma, la ciudad, es un protagonista dentro del contexto de los personajes.
Actores no profesionales como Carlo Battisti, en el papel de don Uumberto D, quien está extraordinario. Él era profesor de gramática en una preparatoria en la vida real, y no volvió a actuar. Es una de las características del movimiento cinematográfico neorrealista italiano, presentar en muchas de las cintas, actores no profesionales.
Un melodrama muy bien sostenido por la dirección, el guion, y las estupendas actuaciones. Como espectador de esta película me conmoví muchísimo. Su final (abierto) es de dolor e incertidumbre. Umberto y Flike, el perrito, sin saber el destino de su vida. Solos, jugando en un parque. La rueda de la existencia es así. Injusta y cruel.
¡Qué gran película! Se dice que fue la predilecta de De Sica.
Este gran cine de la corriente neorrealista italiana como te enseña; te pone espejos de lo que es la realidad.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan