sábado 23, noviembre, 2024

Dogma de Fe 

Marcos Durán Flores

Viaje al sol

En los primeros años de la humanidad, el hombre volteó hacia el Sol y comprobó que todos los días lo iluminaba y que también sin él, su mundo se oscurecía. Se dio cuenta de la seguridad que brindaba su luz y los efectos que producía: Alimento y calor.

Tal majestuosidad llevó a los humanos a hacerlo su Dios: En Egipto se llamó Atum, en Grecia Helios, para los romanos era Apolo, en el Mitraísmo era el Sol Invictus y para los Mexicas Huitzilopochtli. Incluso de acuerdo con algunos investigadores, la palabra Amén, derivaría del nombre egipcio Amón-Ra, nombre que después se dio al Dios del sol. Ha sido tal su influencia entre las religiones, que el Mitraísmo, religión profesada en la antigua Roma, celebraba su nacimiento el 25 de diciembre, fecha que después fue tomada por el cristianismo para conmemorar ese día ya arraigado entre la población, como el del nacimiento de Jesús. 

Milenios después, Copérnico, el científico creador de la teoría heliocéntrica, lo imaginaba sentado en su trono real, gobernando una familia de planetas que giran alrededor suyo.

El sol da siempre sin esperar recibir nada a cambio. Lo hace a pesar de tener la más alta de las responsabilidades, pues su fuerza gravitacional nos mantiene en órbita y permite que con sus rayos se dé el proceso de fotosíntesis, con el cual crecen las plantas que nos alimentan. Permite además que corran los vientos; las corrientes oceánicas y su radiación generan el calor que forman las nubes que nos dan el agua. El Sol ha existido, por lo menos, los últimos cinco mil millones de años, y se estima que dure otros 4 mil 500 millones de años más. Dispone de tal poder que datos científicos arrojan que tan solo una hora de los rayos que caen sobre la Tierra son equivalentes al total de energía consumida en todo el planeta en un periodo de un año. Pero a pesar de ello, solo el 0.5 por ciento de la demanda mundial de energía es solar.

Pero a pesar de sus bondades, el Sol es un territorio hostil, inhóspito. De una visita con humanos, abordo olvidémonos. Pero lo que sí fue posible ocurrió hace seis años. Un 12 de agosto de 2018, la sonda solar Parker despegó desde Cabo Cañaveral y se dirigió hacia el sol, para viajar más cerca de nuestra estrella que nunca antes.

Desde entonces, la pequeña y valiente nave espacial ha estado redefiniendo lo que sabemos sobre las estrellas, sobre nuestro propio sol y sobre cómo afectan a los sistemas solares que las rodean. La sonda Parker lleva el nombre del difunto profesor Eugene Parker, un científico de la Universidad de Chicago, conocido por proponer el concepto de viento solar. 

Se trata de un artefacto de 685 kilogramos que ha navegado por la región más caliente de nuestra estrella, en donde las temperaturas alcanzan los dos millones de grados Celsius en un viaje de 6.16 millones de kilómetros. Hoy, gracias a esta sonda, comprendemos mejor los efectos que tiene sobre nosotros, esta, la más importante estrella y cómo afecta al planeta.

Y como el futuro nos alcanzó, no nos queda más que generar electricidad con energía solar. Hoy, con celdas fotovoltaicas, se puede aprovechar la radiación que, al separar los electrones de sus átomos, fluye por las celdas generando electricidad. En este campo, los avances, aunque lentos, son notables: Más empresas desarrollan tecnología y aplican innovación construyendo boilers y estufas solares, automóviles, aviones y otras formas de transporte, al igual que las plantas “girarán al sol” como fuente sustentable y renovable de energía.

No hay futuro. Los combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas, además de ser recursos no renovables, son una fuente enorme de contaminación para el planeta, además de que, según los cálculos más generosos, podrían agotarse en menos de 100 años. El sol nos ofrece energía limpia, renovable y en una abundancia tal más grande de lo que podemos imaginar. El Sol nos alumbra, nos calienta, nos da energía e incluso en palabras mismas del Galileo Galilei “El Sol a cuyo alrededor giran tantos planetas… No se olvida de madurar un racimo de uvas”.

@marcosduranfl

Compartir en: