sábado 23, noviembre, 2024

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Claudia Sheinbaum: señora Presidenta

Claudia Sheinbaum es ya Presidenta Electa y ese solo hecho la convierte en un personaje para la historia. Viene ahora el reto más importante: diferenciarse claramente de todos sus predecesores, ninguno de los cuales sirve de modelo para un gobierno de excepción

Carlos Arredondo Sibaja

Hacía falta ser abusivamente ingenuo -como diría el inmortal Carlos Monsiváis- para considerar siquiera la posibilidad de un escenario distinto al ocurrido el jueves pasado en la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Claudia Sheinbaum Pardo sería declarada Presidenta Electa, sin lugar a dudas, y no existió nunca un escenario alterno.

Pero la inevitabilidad del resultado no le resta al hecho un ápice de su significado histórico: por primera vez en la historia de nuestro país, es decir, por primera ocasión en más de dos siglos, una mujer ha recibido el referido título.

Ese solo hecho convierte a la morenista en un personaje histórico, más allá de los resultados de su futuro gobierno. Será, para la eternidad, la primera de su clase, la responsable de haber roto el “techo de cristal” para el género femenino en México.

Será también la primera mexicana en unirse a un muy selecto grupo de mujeres latinoamericanas a quienes las comunidades de sus países les han encomendado el timón de la nave nacional. Apenas un puñado de nombres se han sumado a esta lista desde el ascenso de la argentina María Estela Martínez de Perón -también conocida como Isabel Perón, o Isabelita-, a la primera magistratura de su país en 1974.

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Imposible no resaltar el hecho y absurdo cualquier intento por minimizar su relevancia. Al margen de la filiación partidista o de si votamos o no por ella, Sheinbaum será la primera Presidenta de México a partir del primer día de octubre próximo y eso no es poca cosa desde ninguna perspectiva.

En su primer discurso como presidenta electa, Sheinbaum ha dejado clara la forma como entiende el momento histórico del cual es protagonista esencial:

“La llegada de la primera mujer presidenta no es un triunfo individual, el pueblo de México tomó la decisión de que ahora es tiempo de mujeres porque hoy con nosotras llega Leona Vicario, llega Josefa Ortiz, llegan las chinacas que defendieron a la patria y jugaron un papel importantísimo, también llegan las obreras, llegan Dolores Jiménez y Juana Gutiérrez, precursoras intelectuales, llega Elvia Carrillo Puerto, llegan sor Juana Inés de la Cruz, Frida Kahlo y Rosario Castellanos”, dijo en el Teatro Metropolitan, donde se llevó a cabo el evento de celebración partidista.

Y como no se trata de un hecho anecdótico, el resultado esperable del futuro Gobierno de la República debería ser uno consistente con dicha característica, es decir, uno mediante el cual se deja clara la existencia de una diferencia relevante al encabezar el Gobierno una mujer.

No se trata de establecer a priori -ni deberá intentarse a posteriori- la superioridad de una u otra circunstancia. No sirve -no debe servir- este episodio para dirimir el falso dilema sobre la presunta superioridad de un género u otro.

Debería servir, me parece, para enfatizar las diferencias, para dejar claro cómo el enfoque diferente puede -y debe- introducir matices a las decisiones y los actos de gobierno y, a partir de esta experiencia, aprende a construir un modelo de acción pública realmente útil al propósito de construir una sociedad igualitaria, compasiva y menos violenta.

No se trata, es obligado decirlo, de un resultado garantizado, ni siquiera por el hecho de contar con un abrumador respaldo popular como el obtenido en las urnas por la futura Presidenta. Pero tampoco está el próximo gobierno condenado al fracaso. Esa es una historia aún a la espera de ser escrita.

Una posibilidad y otra son, al menos en la estadística, idénticamente probables. La diferencia la hará la vocación y la determinación de la presidenta Sheinbaum por ser, en efecto, diferente a todos sus predecesores. Ninguno, al menos ninguno de la historia moderna, sirve de modelo para acometer la tarea. Y menos aún, quien le entregará la estafeta… aunque ella se empeñe en ponderarlo como si se tratara de un individuo excepcional.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

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