viernes 20, septiembre, 2024

A CONTRAPIÉ

Juan Antonio Martínez Barrios

Para salvar el pellejo

Resulta evidente que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no quiere terminar su sexenio sin ver acabado, pulverizado, al Partido Revolucionario Institucional. Y en su propósito cuenta con entusiastas
colaboradores no sólo dentro del mencionado instituto político sino en su misma cúpula. Por supuesto, ese apoyo no es gratuito.

Para salvar el pellejo, dados los presuntos malos manejos de recursos públicos en los que han incurrido, el campechano Alejandro Moreno, el coahuilense Rubén Moreira Valdez y la hidalguense Carolina Viggiano prefieren atender las precisas disposiciones de López Obrador que correr el riesgo de pisar la cárcel.

En días pasados AMLO corroboró ese respaldo a la dirigencia priista al declarar: “No es que yo esté a favor de Alito Moreno, pero los medios están cargados en contra de él”. Días después, el reelecto dirigente nacional priista, a manera de correspondencia, expuso con mucho convencimiento que “el PRI debe replantear su relación con el poder y expulsar a quienes pretenden dividir al Partido”.

Ya enquistado en el poder partidista donde pretende mantenerse durante ocho años más por lo menos, luego de las despreciables y condenables reformas a los estatutos del tricolor, y después de la farsa que lo reeligió como presidente del Revolucionario Institucional, Alito, cual detestable dictador, amenaza con recurrir a la expulsión a la menor crítica de sus opositores. Su última víctima es el senador electo Manlio Fabio Beltrones, quien tan solo por criticar su reelección, fue expulsado de la próxima bancada en la Cámara Alta.

Obviamente, AMLO posee toda la información relativa a la forma en que Alito y compañía se enriquecieron para hacerse de mansiones y autos deportivos, entre muchas otras propiedades. Pero se hace de la vista gorda en la medida en que le cumplen sus caprichos con tal de acabar de desmantelar al otrora poderoso y hegemónico partido, hoy en un lastimoso cuarto lugar en las preferencias electorales. Y Alito no se ve preocupado porque su partido siga quedándose sin militantes en tanto no le investiguen a fondo su riqueza y le finquen responsabilidades.

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