viernes 22, noviembre, 2024

Perfectos días

(El canto del alma de un cisne enamorado de vida)

Raúl Adalid Sainz

Win Wenders, nos regala a «Hirayama», protagonista de vida de su nueva película. «Días Perfectos», es un canto a la existencia pura. Un homenaje al secreto de la misma: todo está en el aquí y ahora, lo después será después.

La utopía de la felicidad está en cada paso. En limpiar retretes públicos de un Tokio con la sombra aceptada de un occidentalismo que ha colonizado.

«Hirayama», sublima el limpiar baños públicos con la poesía única de hacerlo bien. Parece al asear lo escatológico que vuelve nieve lo innombrable. Su objetivo es hacerlo bien, muy bien. Dejar una nota sujeta, perdida en medio del retrete con la pared, con un gato, y que un imaginario ser conteste la contienda con una cruz o un círculo.

«Hariyama», pasa los días así. Despierta recordando sus sueños, riega su corazón en su pequeño huerto de flores caseras. Despeja su mente con el agua del fregadero y va a su empleo en su furgoneta al compás de «La Casa del Sol Naciente», como un don de notas que acompaña el pulso impulso mañanero de Tokio. «The Animals», rugen como un león de Nueva Orleans.

Wenders canta la vida como en homenaje a su maestro director japonés Ozu. «Hirayama», se comunica con Dios a través del movimiento de las hojas verdes de los altos árboles. La fotografía, guarda los instantes, su almuerzo cobra vida en un sandwich. Goza purificando su cuerpo en un baño público japonés. El agua tonifica la vida. La lectura de cuentos y de Patricia Highsmith, acompañan la noche antes de dormir.

La vida cotidiana, la aparente rutina es captada por Wenders como en una sordina de jazz que da sentido al silencio solitario. «Hariyama», es un ángel humano que camina solitario sin el ruido de la tecnología. El distante y apartarte del mundo celular no existe para él. Su único contacto con la máquina es su camioneta, y ahí, su casetera, donde oye su música, que es un alhajero en joya preciada. Aún hay «Alas del Deseo», con ángeles que caminan, o van en bicicleta a una lavandería, o escuchan «I Feel Good», con Nina Simone por las calles de Tokio.

Wenders construye en su guion un nuevo «Travis» (Harry Dean Stanton, en «París Texas») con su reciente personaje «Hariyama». El actor japonés Koyi Yakusho, es el plano sencillo de una creación actoral cinematográfica maravillosa. Su contenido de alma es un eco Zen de vida. El silencio de rutina encierra un continente. Qué espléndido actor. Premiado en el «Festival Internacional de Cine en Cannes», como mejor intérprete 2024.

Esta película es para almas que buscan el sentido de la vida. Para aquellos que transforman la rutina y saben descubrir el eco de lo otro. Para aquellos que saben estar en el silencio, para aquellos que han desterrado el aceleramiento estulto. Para aquellos que saben apreciar el aquí y ahora y el después para después. Si buscas eso, esta película te hará sentir uno de los finales más hermosos de la cinematografía.

Win Wenders, alma inquieta que nos ha regalado grandes pedazos de vida. Bruno Ganz, como alma de ángel enamorado, Ray Cooder, e Ibrahim Ferrer, en aquella «Buena Vista Social Club». Y hoy, este canto de sentido de ser en «Días Perfectos».

La vi en Prime Video, conexión con Mubi. Si detestas el cine silente, el que el vacuo llama lento, no pierdas el tiempo, esta película no te dirá nada.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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