(In Memoriam a un artista que nombraba lo invisible de la realidad: Luis Buñuel)
Raúl Adalid Sainz
«México no escapa a estos problemas y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad», así termina la introducción de la película «Los Olvidados», en voz del actor Ernesto Alonso. Película realizada en 1950 por el genio de Buñuel. Guion de él mismo y del talentoso Luis Alcoriza. La fotografía fue de Gabriel Figueroa.
Una cinta con tal vigencia, que resulta estrujante. La miseria, la desesperación, la ignorancia, la degradación, el hambre. Niños y jóvenes con rencor. Cinturones marginales que son semilleros de delincuentes. Toda esta descomposición social es retratada por Buñuel con sensibilidad, con el talento reflejado en la imagen, la crudeza de la situación no puede escapar, pero no queda ahí, la gracia del genio aragonés estriba en que el público saca reflexiones profundas, no entra en pánico escatológico.
Una cinta que sigue siendo un universo fílmico del dolor profundo de la condición de existencia olvidada de muchos en este país. Las actuaciones espléndidas: la contención seca, ambigua de emociones, de dolor de vida en Stela Inda. El torbellino emocional del que «a mí el que me la hace me la paga» de don Roberto Cobo. Ese ciego inquietante de luz y sombra del gran Miguel Inclán. Alfonso Mejía, frágil y en un desarrollo terrible de dureza. Magníficos todos.
Buñuel cuidaba muy bien que ningún actor rebasara las líneas de la lógica, que cayera en la sobreactuación. La luz, las sombras, son telones desgarrantes que se abren en pantalla para mostrar con arte una realidad.
Grande el trabajo fotográfico de Figueroa. Sus detalles son ecos del dolor del sinsentido. Un final estrujante, contundente: arrojar un cadáver al vacío, a la nada, al olvido. Tal como este México presente que ha extraviado su conciencia humana. Las fuerzas progresivas de la sociedad viven olvidadas del olvido. Buñuel más vivo que nunca.
Cuarenta y un años de su adiós en la Ciudad de México. Una película que en su momento, los criterios obtusos y pequeños la condenaron por ofensiva a nuestro país. Es una falsa realidad, decían rabiantes. Fue retirada de los cines de la capital. Al poco tiempo el «Festival de Cannes» la alababa como una gran película y Buñuel premiado como mejor director.
México adquiría un prestigio más cinematográfico internacional gracias al maestro Don Luis Buñuel. Una cinta que asoma la verdad de la realidad terrible de nuestro país, el olvido de todos los olvidos. Don Luis como un arrebato necesario, creaba la pesadilla del mismo sueño.
PD: Este cartel, fue utilizado para el estreno de «Los Olvidados», en el Festival Internacional de Cine de Cannes.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.