MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA
En un país, en el que los deseos y ocurrencias del presidente se convierten en ley y se aplican si o si, en México tendremos que prepararnos para que pronto, ante la comisión de un delito, seamos juzgados por imberbes sin experiencia, a los que Morena pretende dejarles el manejo del Poder Judicial.
Así es mis queridos boes, es una locura, un despropósito, un absurdo mayúsculo que ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, todavía Presidente de México, mande línea para que el nuevo Poder Judicial esté encabezado por jóvenes recién salidos de las carreras de abogados y no por hombres y mujeres que han abrevado décadas de experiencia en el litigio, la defensores o la impartición de justicia.
Con todo el respeto del que sea capaz lo digo, ninguna de las universidades de este país, ni la UNAM, ni el Tec de Monterrey, la Libre de Derecho, el ITAM o la que se les ocurra, incluso Harvard o Yale, son capaces de formar muchachos que saliendo del aula puedan garantizar la impartición de la justicia en calidad de JUECES.
La toma de decisiones que van a afectar la vida de una persona que es juzgada, requiere por su naturaleza, los años que una carrera dentro del ámbito del derecho, que se obtiene únicamente por la EXPERIENCIA, pero es precisamente este concepto el que esta distorsionando en la cabeza de AMLO que la equipara a MAÑAS.
“Cuando hablan de experiencia ahí tengo mis dudas, porque entre más experiencia, aprenden también más trucos, mañas… En cambio, un joven que está saliendo ilusionado, un idealista del Derecho, con deseos de impartir justicia, de no corromperse, es una garantía”, soltó en la mañanera.
“¿Por qué no los jóvenes?, ¿Por qué no darles la oportunidad?, sobre todo en esta tarea de purificar la vida pública con los jóvenes. Porque ya la gente mayor tenemos una manera de pensar y de ser preconcebida… en cambio, un joven es como una hoja en blanco, es más fresco, se interesa por saber más y conocer”.
Para AMLO está claro: “No se puede generalizar, pero sí tenemos un problema de corrupción. Es lo primero y no es si tienen capacidad o no tiene capacidad (los jueces), no, no, no; el asunto es que son corruptos”.
En México ya padecemos la máxima obradorista de 10 por ciento experiencia y 90 por ciento lealtad, en los últimos seis años, un agrónomo se ha encargado de PEMEX muy leal a AMLO y ahí está el resultado: la petrolera más endeudada del mundo, una nueva refinería que salió en el triple de lo que se planeó y que no ha refinado en dos años de ‘operación’ un solo barril.
Pero igual ha ocurrido en Educación, donde la lealtad a AMLO ha convertido a nuestro sistema un bodrio en el que no se sabe a ciencia cierta si se enseña matemáticas y de donde nuestros niños salen de la primaria sin saber leer.
“Es importante la preparación, pero la integridad, que la persona sea incorruptible, que tenga principios, ideales, que resista las tentaciones del poder, del dinero y si los hay”, insiste el presidente.
También asegura que no ha promovido la reforma al Poder Judicial por venganza, pero no se le olvida que la Corte le echó para atrás su reforma energética.
Pero el asunto, no es si AMLO es vengativo o no, lo grave del tema, es que en los últimos seis años, México ha ido de absurdo en absurdo por sus ocurrencias.
Como el cierre de las guarderías, porque se le puso que eran centros de corrupción, aunque nunca lo comprobó, como la cancelación del NAIM que para estas fechas sería el aeropuerto más moderno de toda América y México sería el principal país de conexión del continente.
Como la militarización de la seguridad pública que ha dejado un récord histórico de homicidios dolosos, como el fin del Seguro Popular para ofrecer un sistema de salud como el de Dinamarca y nos dejó uno más parecido al de Haití.
Ese es el grave riesgo para México y los mexicanos, que en Morena cumplen a pie juntillas todo lo que les ordena, dicta o se le ocurre a LÓPEZ OBRADOR, por eso no es cosa para una simple anécdota que insista en que los jueces deben ser chavos sin experiencia, porque ya deben estar CLAUDIA SHEIMBAUM, RICARDO MONREAL y compañía diseñando los mecanismos para que a “su rey” se le cumpla el deseo.